lunes, 19 de octubre de 2009

Desesperanza y angustia

El Carabobeño 19/10/09
¡Hasta cuándo!
Desesperanza y angustia
Pablo Aure

Se insiste en decir que una de las causas de la inacción gubernamental es procurar el quiebre moral y la pérdida de las esperanzas de la clase media. Cuando me refiero a la inacción, es a la falta de interés por atender asuntos tan importantes como los servicios públicos o las vías de comunicación, por citar sólo dos ejemplos, porque para muchos el fracaso en la efectiva prestación de esos servicios es consecuencia simple y llanamente de la ineptitud, como una deliberada política de destrucción moral, para someternos más fácilmente a los designios del comunismo. Porque nada a lo que le pone la mano el régimen funciona bien. No solamente es que todo marcha mal, sino que la tendencia es a empeorarse. Hacen y deshacen con las leyes; meten preso a quien les provoque y expropian cualquier empresa de la que se enamoren, para destruirla, como está demostrado. No hay dónde quejarse. Pareciera que a Venezuela le cayó una maldición. Todos sabemos que llegará el momento en que todo colapsará; es más ya casi todo está colapsado. Por lo pronto, los pañitos calientes que permite el todavía elevado precio del petróleo dan margen de maniobrabilidad al régimen. Pero el colapso total está a la vuelta de la esquina. Lógicamente, esta situación produce un desanimo en el sector productivo del Estado, que no se arriesga a invertir en Venezuela por temor a perder lo poco que todavía pueda tener. Los jóvenes no quieren vivir en el país, y si no, pregunten en las embajadas la cantidad de solicitudes que hacen para emigrar; los menos jóvenes buscan oportunidades en otras naciones: Colombia, Costa Rica, EEUU o Europa. No es mentira, cada día se observa con mayor claridad este panorama: de un país que se preciaba de no tener emigrantes, al país donde poco falta para ver las balsas. Confieso que hoy más que nunca estoy angustiado por el futuro de nuestra patria. Siento desespero y preocupación. No alcanzo a entender si este veneno rojo ha afectado parte de mi organismo, pero, lo cierto, es que me siento angustiado. Hay momentos en que presiento que es cuestión de tiempo para perderlo todo. Siento pena por los que todavía creen en este modelo tétrico de gobernar y rabia por los que se aprovechan y poco les importa el futuro; pues tienen bien medido su plan de fuga con recursos suficientes afuera. Por ahora, como vienen elecciones suavizarán las cosas y continuarán las limosnas. Pero sin dudas que lo que se ve a los costados es miseria y desolación. ¿Díganme ustedes en el campo de la salud? De mal en peor. Los programas intermitentes de “Barrio Adentro” alivian un poco antes de las elecciones. Pero, ¿qué queda? Ni los médicos cubanos quedan, porque la mayoría emplea ese programa para orquestar su ansiada fuga a los Estados Unidos. La educación, ni se diga, está por el suelo. Al pueblo venezolano le sobran motivos para abrazar odio y resentimiento, perversidades en las cuales el Presidente y sus allegados han invertido para potenciar en estos largos once años. ¿Cómo revertir esta locura y lograr que Venezuela retome la libertad y la democracia plural? Es la pregunta que a muchos no nos deja dormir
Solidaridad con la UC
No siempre se agradecen públicamente las acciones de los gobernantes y por lo general son criticas las que se les hacen; desde luego, los que no agradecen públicamente lo argumentan diciendo que quienes gobiernan están obligados a hacerlo bien, de lo contrario no estarían cumpliendo con su deber. Al caso que me voy a referir es al aporte económico que la Gobernación de Carabobo le hizo a la Universidad de Carabobo; sin ese aporte, los miles de estudiantes que todos los días se desplazan en los autobuses verdes (las iguanas) de la Casa de estudio carabobeña para asistir a sus clases no lo hubiesen podido hacer, porque la mayoría de las unidades de transporte estaban dañadas y se utilizó la totalidad de ese dinero aportado por la Gobernación para reparar gran parte de los autobuses. Es decir, si hubiese sido por el Gobierno Nacional, los muchachos se tendrían que ir caminando a clases, ya que por el recorte presupuestario universitario no hay ni un bolívar partido por la mitad para reparar el parque automotor. Por tal razón, hoy, en nombre de los miles de estudiantes de la Universidad de Carabobo que no tienen cómo costear el transporte, agradezco ese auxilio financiero para nuestra Alma Mater dado por el Gobierno de Carabobo.
Policías o malhechores
Por el bien de Carabobo es necesario que se depure la policía regional. Hemos tenido conocimiento de atropellos que este cuerpo ha realizado contra los carabobeños, así como tampoco son pocas las ocasiones en que hemos visto a los funcionarios policiales involucrados en hechos delictivos. No todos los atropellos son denunciados por temor a las represalias. Por otra parte recordemos que cuando alguien es víctima de un delito es común escuchar a la gente decir: prefiero dejar las cosas así porque no sé si son policías los que están involucrados, o, para qué voy a informarle a la policía si ellos no hacen absolutamente nada para investigar y encontrar los objetos robados, o, si cuando llegan se llevan lo que los ladrones dejaron. En definitiva, en Carabobo uno no sabe si tenerle más miedo al hampa común o al hampa con uniforme. Sin dudas, no todos los policías son bandidos; es más, me atrevo a decir que es una minoría, pero lamentablemente esa minoría enloda la actuación de la totalidad. A estas alturas, el Gobierno regional debe saber quiénes son los que andan por el camino correcto y quiénes han hecho del crimen y de los atropellos su modus vivendi. Tengo una especial consideración por el Comandante de la Policía y sé que es un hombre correcto, pero el debe saber que las cosas no andan bien. Ayer viví una situación enojosa, pues la policía detuvo a un papá cuando reclamó la violación de los derechos humanos de su hijo, a quien la policía desnudó dizque para requisarlo. En ese procedimiento policial se violaron muchos derechos, pero lo infame de todo es que las víctimas quedaron como victimarios. Un tal policía de apellido Pérez actúo sin el menor pudor y en tono burlesco ante la impotencia del padre que buscaba a su hijo detenido y vejado, junto a otro policía -supuestamente de apellido Suárez- llegó al módulo policial en una camioneta Toyota dorada repartiendo golpes, esos agentes de la policía de Carabobo violentaron las mínimas normas para efectuar cualquier procedimiento policial. Probablemente hubo reacciones violentas del papá del muchacho, las cuales tendrían más de una causa de justificación a la luz del derecho penal, pero lo que jamás tendría justificación es la vejación de los funcionarios policiales que estaban de guardia, quienes desnudaron y encerraron a unos menores de edad. Al momento de escribir estas líneas hay dos ciudadanos presos por el poderío, complacencia y la solidaridad automática de todos los funcionarios policiales. Para desgracia nuestra, estamos con las manos atadas porque tampoco creemos en la objetividad e imparcialidad del Consejo Legislativo Regional ante una eventual interpelación de los jefes policiales para que expliquen, por ejemplo, las causas del alto índice delictivo en Carabobo, y las denuncias por el comportamiento inhumano de algunos funcionarios policiales.
pabloaure@gmail.com

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