lunes, 20 de septiembre de 2010

¿Comunismo?...¡zape!


El Carabobeño 20/09/10
¡Hasta cuándo!
¿Comunismo?.... ¡Zape!
Pablo Aure

El domingo que viene todos debemos acudir masivamente a los centros electorales para votar por los candidatos que creemos mejor nos representarán en la Asamblea Nacional. Es a nosotros, el pueblo, a quienes deben representarnos, y no a un hombre. Un diputado que no se quede callado ante los abusos y desviaciones del poder central y sea capaz en las chiquiticas de restearse con sus electores y no con el Presidente. Queremos diputados a los que no se les enfríe el guarapo cuando tengan que interpelar a un ministro, por ejemplo, al encargado de velar por la seguridad ciudadana para que explique sobre su responsabilidad. Diputados que no sólo interpelen a los gobernadores distintos a los del oficialismo, sino también a los rojos rojitos, caracterizados por su incapacidad e indolencia por sus estados. Diputados que, en definitiva, hagan leyes para el progreso del país de manera que la inversión extranjera sienta confianza a la hora de radicarse aquí en Venezuela para generar riqueza y crecimiento económico de manera que podamos ir abandonando el modelo rentista petrolero que tanto estancamiento nos ha provocado. Los diputados que queremos -y nos merecemos- son los que valientemente se hayan ganado su representación por la cercanía hacia sus electores y por la nitidez de sus propuestas. Aquellos que hayan recorrido las comunidades y entiendan sus vicisitudes. No queremos que nos sigan representando diputados “invisibles” o que han estado en esa Asamblea Nacional desde hace cinco años y nadie conoce o aquellos que se desaparecen después de las elecciones.

Sin hablar de encuestas

El ambiente que se percibe en el circuito cinco del estado Carabobo, sobre todo en las parroquias Miguel Peña y Rafael Urdaneta, no es el mismo al de hace un año; casi igual, aunque en menor escala, lo percibimos en el municipio Libertador. Nadie pude negar que los factores democráticos se han hecho sentir por esas zonas. Aunque las obras del Gobierno de Carabobo sean sólo pañitos de agua tibia (porque, de paso, sabemos que los recursos no los mandan), esos trabajos, repito, aunque pequeños, han dado un mensaje positivo en el sentido siguiente: si los gobernantes se preocuparan por las comunidades se pueden mejorar las cosas, sin importar quién sea el Presidente de la República. Esto no me lo han contado, ni tampoco lo he leído en ninguna encuesta. Lo deduzco de los recorridos que semana tras semana hago con el equipo del programa ¡Hasta cuándo!, que se transmite de lunes a jueves por NCtv a las 7 pm. Sí señor: en el sur de Valencia y en algunos sectores del municipio Libertador me han dicho que si no fuera por la Gobernación de Carabobo estarían peor de lo que están, porque sus gobiernos locales, es decir, el alcalde de Valencia y la alcaldesa de Libertador, no les paran. Estos pocos días que nos quedan para las elecciones tenemos que echar el resto para ganar en el circuito 5. Si ganamos ese circuito con Julio Castillo, Eduardo Pino y Noé Mujica, es mucho lo que lograríamos aquí en Carabobo para rescatar la democracia en Venezuela.

Sin engaños

Independientemente del número de diputados que saque la oposición, no tengo dudas de que en el país no se acabará ese lenguaje agresivo e insolente del Jefe de Estado apuntalando la división. En este régimen no puede haber reconciliación, sencillamente porque se derrumbaría. A Chávez lo mantiene en el poder el mismo odio que ha sembrado y que ha sabido cosechar por los años de injusticias y errores cometidos, que, a decir verdad, han aumentado kilométricamente con su régimen. En un país tranquilo y sin división, donde la opinión del contrario se respetara, hay que decir que los rojos rojitos no tendrían vida, simple y llanamente porque tampoco tienen argumentos para defender esta barbarie. Hugo Chávez no cree en la democracia, ya que su vocación es autoritaria. El resentimiento le tiene invadido cada entraña de su cuerpo. Pretende mantener un modelo comunista trasnochado simplemente como mampara para justificar su permanencia en el poder. El sabe que fuera del poder tendría que responder ante la justicia, entonces echa mano del discurso ideológico comunista para coger incautos y sostenerse bajo la especie de que el imperio -o cualquier otro enemigo a la sazón escogido- los quiere derrotar. Es como se dice, “el viejo truco” de casi todos los dictadores, cuyos únicos beneficiados son siempre sus íntimos allegados y familiares. Los hay de derecha o de izquierda, pero terminan siempre igualito.

Después del diluvio

Si viviéramos en Cuba pudiéramos decir que el domingo tenemos la oportunidad de montarnos en una balsa gigante para escapar del comunismo, una especie de arca de Noé. El símil es extraño pero cabe a la perfección. De la misma manera que en Cuba existe mucha vigilancia para evitar la fuga del pueblo desesperado, aquí también tenemos un CNE tramposo que prácticamente cumple las mismas funciones de los esbirros cubanos, que evitan el escape de la isla caribeña. En serio, no es una exageración: la oposición está supervigilada para que no se salga de los parámetros de la campaña: tantos minutos y de tal manera debe decir las cosas; casi que el CNE le dice a la oposición el texto de lo que deben decir en la campaña para promocionar a sus candidatos, mientras que el jefe supremo del partido de gobierno, o sea, el mismísimo Presidente encadena la radio y televisión para apoyar a los suyos, es decir, a los invisibles diciendo que tiene derecho como ciudadano a participar en la campaña. No obstante cualquier ciudadano sabe y entiende que el artículo 145 de la CRBV prohíbe meridianamente su participación. Con toda y esa componenda del oficialismo y su grosero ventajismo, aquí la gente saldrá a votar porque no quiere vivir bajo las garras de este malandraje con antifaz de comunistas. Los diputados de la Unidad Democrática que salgan electos el próximo 26 de septiembre, -sean pocos o muchos- tendrán la inmensa tarea de coadyuvar en la reconstrucción de una sociedad democrática, plural y tolerante donde nos respetemos los unos a los otros. En esa balsa se montarán, amarillos, blancos, verdes, independientes y de todos los colores porque esa es la Venezuela que todos soñamos la de la diversidad y no las pretensiones del dictador en tratar de teñirla toda de rojo por las buenas o por las malas.


twitter: @pabloaure

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