lunes, 8 de noviembre de 2010

Destrucción de la "moral burguesa"


El Carabobeño 08/11/2010
¡Hasta cuándo!
Destrucción de la "moral burguesa"
Pablo Aure

La permanente comunicación del Jefe de Estado cargada de cínica manipulación es la clave, sin duda alguna, de su hasta ahora elevada aceptación popular. Trabaja con encuestas y con un indiscutible conocimiento de nuestra idiosincrasia -y debilidades-, como factores bien ponderados desde su sala situacional.
A pesar de que Chávez ha hecho muy poco, lo poco que ha hecho lo ha sabido explotar. Y de sus muchos desaciertos tiene una explicación para cada uno, sindicando a menudo de dicha responsabilidad a gobiernos anteriores, o a concretos funcionarios suyos, pero exonerándose siempre él. Constantemente consigue un monigote a quien descargarle las culpas. El nunca se equivoca: los ineptos y corruptos son los que lo rodean. Y el noble venezolano todavía cae, diciendo, "pobrecito el Presidente que lo tienen engañado".
Y si a esa intensa y buena comunicación del Jefe de Estado le sumamos que el sector opositor se preocupa más por lo menudo que por lo grueso, olvidando casi siempre los verdaderos problemas de la gente, pues entonces, por desgracia, concluiremos que por mucho tiempo podríamos los venezolanos seguir entrampados, a pesar de lo que hemos recorrido y avanzado. Nadie puede negar que desde hace tiempo se viene denunciando que con la comida y en el sector construcción, sobran los especuladores. En respuesta a esa realidad inocultable, lamentablemente debemos admitir que no hemos sido suficientemente contundentes y comunicativos desde la oposición. No hemos sido eficientes en plantear soluciones que satisfagan la necesidad de la gente. Chávez lo toma como bandera propagandísticamente, porque en el fondo sabemos que en verdad lo que él persigue es destruir el aparato productivo nacional y desmoralizar a la gente, pues en la medida en que todos tengamos un solo jefe, y dependamos económicamente de ese jefe, la perpetuación en el poder se hará más viable.
Ante la escasez y la especulación -en muchos casos provocada precisamente por el gobierno-, Chávez crea los Mercal, que literalmente son pan pa’ hoy y hambre pa’ mañana", pero tiene una respuesta. No sería totalmente desdeñable una política alimentaria como esa, si aparejara una de estímulo y fomento a la iniciativa privada, que es la que genera empleos estables. Pero una visión inmediatista hace ver en las clases populares que se está atendiendo su penuria por los alimentos con los Mercal y poco atiende al profundo deterioro que significa el cierre de empresas privadas del ramo.
Lo dicen las encuestan y lo hemos corroborado en nuestras visitas a los barrios: la gente suele ver un solo lado del asunto. Lo mismo pasa en la construcción. El gobierno también tiene una respuesta que en muchos casos no solamente la aplauden en los barrios, sino en la clase media. Es cierto que muchos venezolanos han sido estafados por bandidos de la cabilla y el cemento, pero, sin un poder judicial llamado a responder, salta el Ejecutivo, cual Chapulín colorado, y emprende las expropiaciones. Muchos estafados, hay que decirlo, se sienten vengados y de alguna forma asistidos. Pero el remedio, sin dudas, es peor que la enfermedad. ¿Cuánto desempleo y fuga de inversión no se producirá en detrimento justamente de esos mismos sectores que ingenuamente apoyan esas medidas? Esto lo palpé personalmente el fin de semana en el municipio Guacara, parroquia Ciudad Alianza, en el urbanismo Agualinda.

¿"Confiscación": panacea para la clase media?

Con el equipo de ¡Hasta cuándo! asistí a una reunión con los compradores del complejo habitacional Agualinda. Ojo, ninguno tenía consignas rojas rojitas. Es más, en algunos carros noté las consignas: "sí se puede" y "defendamos a la Polar". Me explicaron el vía crucis que venían padeciendo desde el año 2007. La constructora se comprometió en levantar 840 casas, y hasta ayer, ninguna estaba construida. Acudieron a todos los organismos públicos para evitar ser estafados, y nada. Escuché a varios, quizá sin manejar el vocablo en su justa dimensión, y con un dejo de ingenuidad y rabia, deseaban que el gobierno (Chávez) interviniera confiscando o expropiara la urbanización para que se le garantizara su vivienda. Debemos entender que esta dramática situación que estamos viviendo en el país, de estafadores sin temor alguno, es consecuencia precisamente de la falta de Tribunales penales honestos que actúen oportunamente. Desde luego, pagarán justo por pecadores, aquellos industriales serios de la construcción que tendrán que cerrar sus empresas. Recuerden que este Gobierno en 12 años ha construido menos viviendas que separadamente todos los de la cuarta república, lo cual demuestra no sólo ineficacia y corrupción, sino insensibilidad y deseos de desmoralizarnos para que sucumbamos al comunismo, que, como dije, supone un jefe único que lo soluciona todo. Nada ni nadie por encima.

Víctimas: los compradores

Por lo general, los promitentes compradores tienen todas las de perder cuando firman un contrato de opción a compra de una vivienda. Los constructores redactan contratos casi siempre leoninos. Desde luego, ellos no tienen porqué perder. Pero en esas relaciones contractuales quienes jamás tienen la remota posibilidad de salir mejor que el constructor, en caso de modificarse las condiciones, son los compradores.
Insisto en que no se puede generalizar y lanzar al despeñadero a todo un sector que es fuerte generador de riqueza y mano de obra. El Estado ciertamente debe ser diligente en vigilar y proteger a los más débiles. Pero con sumo cuidado.
Claro está, en la Venezuela de hoy, con alta inflación no es fácil emprender en el sector construcción. Se necesita mucho músculo financiero para poder soportar una obra y esperar hasta su culminación para empezar a vender. Y, si a eso le sumamos la falta de seguridad jurídica y las llamadas invasiones, ¿qué constructor se va a arriesgar a edificar casas si no está seguro que ganaría buena cantidad de dinero si sabe de antemano los riegos que conlleva ejecutar una obra civil?

Quiero hacer un paréntesis: no todos los constructores actúan de mala fe. Mejor dicho: es una minoría la que enloda a ese sector que tantos empleos genera; es necesario que la gente también sepa que han sido los constructores privados quienes han dado más respuestas habitacionales. El sector público del socialismo del siglo XXI ha fracasado rotundamente; y se ha montado en la ola de los inescrupulosos y estafadores para presentarse como el Robin Hood de los compradores, cuando en realidad, ha sido el gobierno quien ha secuestrado los tribunales y ha generado un cúmulo de desconfianza que hace más costoso comprar una vivienda, porque son mayores los riesgos que deben asumir los constructores. A mayor riesgo, mayor costo.

Fiel cumplimiento en la construcción

El gobierno, en lugar de estar confiscando o expropiando complejos habitacionales, debería más bien facilitar la construcción, generando confianza tanto para el constructor como para el que compra. Por ejemplo, que se garantice el suministro de cemento y la cabilla en el tiempo que dure la obra. Inclusive que exista una medida gubernamental que establezca el precio de los insumos requeridos. Al fin y al cabo las empresas que los producen son del Estado. Y, por otra parte, se pudiera implementar que los organismos competentes nacionales o municipales para dar permiso de construcción de complejos habitacionales le exijan a las empresas una fianza de fiel cumplimiento otorgada por una compañía de seguros reconocida. Que se comprometa a devolver el dinero indexado o, a construir la obra en caso de incumplimiento de la empresa vendedora. Esa fianza no creo que sea muy costosa si el constructor es una empresa responsable. Con este requisito se acabaría los estafadores disfrazados de constructores.
¿Quién expropia al gobierno?

Una de las explicaciones que el Ejecutivo da para justificar las expropiaciones ha sido la de improductividad de las empresas expropiadas. Pues entonces, la pregunta lógica que deberíamos hacernos es la siguiente: ¿qué hacemos cuando el gobierno es el ineficiente? ¿Qué hacemos, por ejemplo, con el Metro de Valencia? Qué respuesta nos daría el gobierno ante la situación calamitosa de las autopistas (por no mencionar las calles); recordemos que antes cuando las administraban los gobiernos regionales estaban en mejores condiciones. Las centralizaron y se llenaron de huecos. Entonces ahora pensando como piensa el comandante presidente: ¿cómo hacemos para confiscarle al Gobierno Nacional la administración de las autopistas?


Twitter @pabloaure

pabloaure.blogspot.com

1 comentario:

  1. Pablo, realmente te felicito por tu columna y sobre todo el análisis que haces de esta situación... Debes haber conseguido en tus andares de los sábados a muchas personas que se encuentran en esta posición..... La comida, la vivienda, resumiendo esto en la búsqueda una mejor calidad de vida del venezolano que día a día padece estas necesidades o de alguna forma ha sido víctima de una estafa no solo inmobiliaria... Es una realidad como una catedral.. Yo siempre he visto todo ello como una estrategia a los fines de mantener al venezolano en una zozobra permanente de sus necesidades básicas sin que pueda en estos momentos voltear hacia otro lado, esta engringolado y si bien es cierto se ha converrtido en un ciudadano mas critico, participativo y actor político, ve esta realidad como un engaño o juego de poderes donde el es la mortadela del sandwich.... Chávez etiqueta al aparato productivo utilizando el plural para atacar o contratacar y el singular o particulariza para asumir.... La especulación, la corrupción, ineptitup ha socavado la voluntad del pueblo porque no ve resultados o como dices, chapulines de nuestro lado y se esta doblegando al peor es nada... Valencia de ser una de las ciudades mas lindas y mantenidas por una gestión del finado Paco, que le hacia la cortina a este gobierno regional ineficaz.... Esta convertida en un despojo de guerra y eso es lamentable.... Un abrazo y al que le caiga le chupa lo que se exprese con objetividad.... Luis Curvelo

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