lunes, 20 de mayo de 2013

La ruina chavista


¡Hasta cuándo!
La ruina chavista
(Foto Eduardo Valencia)
 Pablo Aure 
@pabloaure
Dándole vueltas a esto que denominan como Socialismo del Siglo XXI, que es un rancio comunismo según lo expresado por el mismísimo Fidel Castro, reflexiono y pienso sobre el fin definitivo de estos tipos de regímenes. 
Vemos que casualmente tanto en Cuba como ahora en Venezuela, uno de los primeros productos cuya escasez se nota son los destinados a la limpieza o a la higiene personal, como cosméticos, pasta dental, champús y jabones; y ahora, más reciente en nuestro país, el papel toilette. Al punto de que el Gobierno autorizó la importación de 50 millones de rollos. 
Sinceramente hablar o escribir de este asunto nos provoca una mezcla de lástima, rabia y sospecha. Imposible pensar esto hace quince años, o quizá 10, que Venezuela llegaría a atravesar por este estado de ignominia. 
Este fin de semana, leyendo un artículo de opinión escrito por Carlos Alberto Montaner intitulado “El papel higiénico y el socialismo” hizo una cita de la bloguera Yoani Sánchez, donde ella recomienda que la solución a la escasez del papel higiénico en Venezuela es muy sencilla y sugiere “que le pidan a Cuba una edición diaria del periódico Granma. Los cubanos hace medio siglo que utilizan el Granma para ese asunto oscuro, solitario y delicado. Nadie toma en serio su contenido, pero todos coinciden en que el continente soluciona un problema generalmente cotidiano”. 
Pero es que esa absurda escasez de algo a lo que habíamos estado acostumbrados a usar desde hace muchísimos años pareciera tener una explicación: empobrecernos mentalmente, ponernos a pensar en algo personal antes que en los grandes problemas que nos rodean. 
Lo de la falta o insuficiencia de alimentos, en el país, aunque más grave, creo que tiene una respuesta mucho más sencilla. Comenzando por leyes perversas que dieran la impresión de ser populares, pero los castigados precisamente son los que supuestamente debe proteger. Me refiero, por ejemplo a la reducción de la jornada laboral. Cierto: el trabajador descansa más, pero también es cierto que el empresario produce menos. Sin ser un ducho en economía podemos deducir que a menor jornada de trabajo (evitar horas extras) menos ingreso para el trabajador. Pero es que además de esa reducción de la jornada laboral, nos encontramos con el acoso del Gobierno a los empresarios, a quienes trata como enemigos. 
Lorenzo Mendoza le explicó las razones de la escasez de “Harina Pan” y de muchos otros productos al Gobierno. La culpable no es empresas Polar, sino precisamente el gobierno que en algunos casos ha expropiado empresas llevándolas a la quiebra, y en otros casos, otros empresarios, no han podido producir a los precios que el Gobierno exige se produzcan las mercancías, porque no es rentable la producción. 
Modelo capitalista aunque les duela
Aunque les duela a los que se inclinan hacia una cultura comunista, podemos afirmar que es imposible la superación de las naciones bajo la dependencia única y exclusiva del Estado, o lo que es peor, de quien gobierna. 
A qué mente perversa se le puede ocurrir que un empresario quiera esconder productos o provocar una crisis para matar de hambre a sus clientes. Eso nadie sensato puede imaginárselo. Pero, sin embargo, Maduro -y antes el difunto- se encargaban de repetir esa cantaleta. Señores el negocio de los empresarios es producir, vender y ganar. Mientras más empresarios existan, mayores serán los productos que se fabriquen y mayor sería la oferta y la competencia. Y funcionaría una ley universalmente reconocida: que a mayor oferta menor será el precio del producto, sin que sea necesaria la odiosa intervención del Gobierno que los regule. 
El único responsable de lo que ocurre en Venezuela es el Gobierno. Él ha empobrecido al venezolano; ha destruido las empresas; ha hecho que el capital privado que en todas partes del mundo civilizado es el principal generador de empleos, tenga miedo, y con sobradas razones. A los empresarios les da temor invertir en Venezuela. 
Empobrecer al pueblo
Les decía al comienzo que reflexionaba sobre el fin de este modelo de gobierno, que desde hace 14 años tenemos en nuestro país, y a la conclusión a la que llego no puede ser otra distinta de que existe una deliberada y perniciosa intención de empobrecernos a todos; para  someternos y estar obligados a depender del “papá gobierno”. Si te portas bien y no echas lavativa tendrás tu mesada. El que ose criticarlo o estar en desacuerdo con sus decisiones menos probabilidades tendrá de sobrevivir en libertad que evidentemente ya la tenemos limitada. 
Esa es la respuesta. Tenemos una plaga en el país que debemos exterminar. No matando al contrario, como piensan ellos, sino convenciendo al mayor número de personas que por el camino que vamos no necesitaremos ni siquiera papel higiénico porque no tendremos tampoco qué comer. 
Estamos a tiempo
No es fácil. Claro que no es fácil. Tenemos dos alternativas: o nos animamos a luchar o nos conformamos con lo que tenemos que cada vez será menos. Quiero que sepan, les recomiendo que desde aquí y en la calle seguiré dando la pelea. Les imploro que hagan lo mismo. Callarnos es el mejor favor que le podemos hacer a los tiranos. 
En Venezuela tenemos aún tiempo de salir de este atolladero. En el peor de los casos somos la mitad de los venezolanos los que nos oponemos al régimen. Pero creo, y lo digo con dolor, nos ha faltado más coraje para enfrentar a esta cuerda de delincuentes que en mala hora se han apoderado de las instituciones. Empezando por esa deshonra uniformada que se disfraza para rendirle honores a los asesinos. No dejaré esta reflexión final para especulaciones. Estoy hablando del ministro de la Defensa que le hace loas al régimen cubano que en el pasado enlutó a cientos de hogares, asesinando a compañeros de armas que defendieron con la vida la democracia que comenzaba a emerger. Aquellos militares sabían lo que era la soberanía. No como éstos que ejercen altos mandos, que la entienden como una manera de llenarse los bolsillos y enriquecerse olvidando aquel juramento que hicieron cuando ingresaron a la escuela de cadetes. Vaya a los bandidos de los cuarteles mi más enérgico de los repudios y un apretado abrazo, para quienes piensan que en Venezuela debemos rescatar la democracia. 

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