lunes, 29 de julio de 2013

Apartheid endógeno

El Carabobeño
¡Hasta cuándo!
Apartheid endógeno
(Foto EFE/Arcvhivo)
 Pablo Aure
@pabloaure
¿Cómo transformar nuestro país? Intentaré no excluir responsabilidades de ningún sector ideológico. No tengo dudas, a pesar de la acentuada polarización, de que  quienes vivimos en Venezuela queremos vivir en paz. Los discursos y, en ciertos casos, las acciones, son lo que nos aleja, haciendo que brote en nosotros algo que seguramente existía, pero no lo abonábamos constantemente: el odio al otro. No nos aceptamos como hermanos si pensamos y defendemos posiciones diferentes. Hacemos que todo gire en torno a la diatriba política. En lo particular, creo que esas diferencias o especie de apartheid lo padecemos en muchos eventos de la vida sin importar dónde nos encontremos.
El viernes pasado tuvimos la oportunidad de escuchar a Thaninga Pandit Shope-Linney, excelentísima embajadora de la República de Sudáfrica, quien vino a la Universidad de Carabobo a conmemorar los 25 años del Doctorado Honoris Causa que nuestra alma máter carabobeña confirió a Nelson Mandela. 
Las palabras que pronunció la diplomática sudafricana confieso que me estremecieron. No nos habló de Mandela: nos explicó el significado del racismo y del apartheid. Nos relató cómo se vivía en Sudáfrica en aquellos tiempos. Estaba desgraciadamente institucionalizada la diferencia racial. Muchos negros estuvieron presos porque, con razón, se oponían a la segregación racial de la clase gobernante. Nos contaba que en los parques había bancos que decían “solo para blancos”, o baños públicos con el mismo letrero. No estamos hablando de siglos sino de hace pocas décadas. Eso lo vivió Sudáfrica; y contra eso Mandela y muchos otros líderes negros se rebelaron, costándole 27 años de prisión a Mandela, y a otros muchos, la desaparición o la muerte. 
Antes de ingresar al acto, en el despacho de nuestra rectora magnífica, nos reunimos las autoridades universitarias con algunos ex rectores, entre ellos, quien impulsó aquel doctorado hace 25 años, Gustavo Hidalgo, caballero que le hace honor a su apellido. Él recordaba esos momentos, y en la conversación informal con la embajadora visitante decía que Mandela merecía otro doctorado adicional al que la UC le otorgó estando preso: el que se ha ganado ya en libertad con el ejemplo de humildad y de grandeza que ha demostrado a lo largo de su vida. 
Thaninga Pandit nos decía que el secreto está en el perdón y no en el olvido. Nadie debe olvidar lo vivido, pero la grandeza se demuestra en que, aun habiendo padecido ese terrible mal, perdonando se alcanza la grandeza. Finalizando su discurso nos dijo, que Venezuela era un país muy bello rematando con estas palabras: “No permitan que la política los separe, porque pueden perder la patria”. 
Caso Venezuela
Guardando las distancias, y las causas de nuestras diferencias, acá en Venezuela debemos hacer nuestras las lecciones de Mandela. Imposible será reencontrarnos si actuamos con venganza y no nos reconocemos como hermanos. 
Los venezolanos vivimos nuestro propio apartheid. No solamente entre chavistas y opositores, sino entre los propios oficialistas por dentro y nosotros en el sector opositor. Pensamos solo en los intereses grupales y no nos sentamos a ponernos de acuerdo en lo que coincidimos para la grandeza del país. Que se entienda bien, eso está ocurriendo en la mayoría de las instituciones. 
La gran pregunta es: ¿cómo combatir esa perversión? No es fácil hacerlo de un día para otro. No será el trabajo de una sola generación, pero si no comenzamos a intentarlo, a la vuelta de la esquina estaremos a las puertas de una guerra civil. Los niveles de intolerancia en algún momento explotarán, y los resultados son difíciles de predecir. Caeremos todos. Allí no habrá discriminación racial. 
La educación es el camino
Decía Gandhi: “No hay camino hacia la paz, la paz es el camino”. Parafraseándolo, solo debemos decir como él, que la educación es el único camino que nos puede conducir a la unificación como pueblo. 
No solo con educación formal como la que recibimos en los institutos educativos, sino con la instrucción familiar. El ejemplo que los padres dan a sus hijos es capital. Proscribir esa viveza criolla como colearnos en las filas, pasar de primero aunque el turno le corresponda a otro, comprarle al vigilante del banco un número para que nos llamen sin hacer cola. Somos vivos, eso sí, pero muy incultos, sin darnos cuenta de que esas acciones son las que nos van destruyendo como nación. 
Mientras no entendamos que el cambio está en nosotros mismos nos pasaremos una eternidad criticando a los gobiernos, porque siempre tendremos gobernantes para que soporten la pesada carga de la segregación. 
La Universidad tiene una misión unificadora
Hemos dicho que solo mediante la educación podremos avanzar. Desde las familias, escuelas, liceos y universidades, tenemos una enorme responsabilidad. 
La universidad es siempre una fuente de todo aprendizaje. No podemos dejar de luchar y dar ejemplo para que en nuestra institución no exista discriminación entre nosotros mismos, ya sea en nuestro trato cotidiano o con relación a los beneficios.  Aunque a Dios gracias, por unanimidad, nuestro Consejo Universitario está poniendo correctivos a esas diferencias, es  una batalla continua que debemos librar.   
No puedo culminar estas reflexiones, sin referirme a la crisis actual,  llevamos dos meses paralizados, en algunas universidades, y en ellas casi todas las facultades, la efervescencia del conflicto ha bajado. Las secuelas serán irreparables, al menos en lo inmediato. Insisto no para buscar culpables. Si es el Gobierno o es la oposición, porque a ese extremo también hemos llegado en este problema de la universidad. Dividirnos entre oficialistas y opositores dependiendo de qué lado estemos: si estamos o no, de acuerdo con el paro. 
Un colega profesor de la facultad de Ingeniería me contó ayer que el viernes, mientras hacía cola en Hidrocentro para pagar el agua, algunos de los que estaban allí criticaban diciendo que era una desfachatez  de los profesores universitarios (generalizando) estar de paro sin medir las consecuencias. La comunidad extramuros ve el paro universitario como una acción política perjudicial para los estudiantes. Y no encuentran explicación convincente, pues es verdad que los sueldos del personal universitario son muy bajos, pero lo mismo pasa con casi todos los servidores públicos: maestros, profesores de educación media, enfermeras etc. Qué tal si todos se pararan indefinidamente, y que se preguntó una ama de casa. Pues bien, estamos seguros de que la mayoría de los venezolanos, por mucho que compartan y entiendan nuestras penurias económicas, no avalan el mecanismo del paro indefinido. 
Quiero dejar clara mi posición una vez más. Lucho por las reivindicaciones de todos los universitarios: obreros, estudiantes, administrativos y docentes. Eso sí, la pelea debemos darla sin sacrificar el derecho de nadie. En este caso, de los estudiantes, y de sus padres pues numerosos de ellos pagan residencias y gastos de manutención. 
En Venezuela hasta los militares de bajo rango ganan poco. Es inconcebible en un país que tanto ha recibido en estos últimos años por renta petrolera. Estamos conscientes de que el único instrumento válido y vigente para fijar el salario de los docentes universitarios son las normas de homologación. Así que no nos coloquemos en ningún bando. Todos, y en esto incluyo a oficialistas y opositores, estamos de acuerdo en algo: que ganamos poco. Pero el aumento no lo podemos luchar parando las actividades. 
Causas del paro en la UC
Les confieso que siento que el paro, por lo menos acá en la Universidad de Carabobo, lo han utilizado para otros fines. Para crear divisiones. Quizá en lo inmediato algunos lo vean como una manera de obtener réditos políticos, sumándose a lo que han querido vender como la única manera de enfrentarse a un gobierno ciego, sordo y mudo, como la canción. Sé que otros se identifican con el paro de una manera sincera. Pero los promotores, esos que han medrado y vivido por muchos años de la política universitaria saben que es un grave daño lo que se le hace a los estudiantes y al país parando la universidad. Para ellos lo importante no es la Universidad, sino volver a llegar al poder. Esa universidad parada es precisamente la que yo no quiero, y no tengo dudas de que tampoco quiere la gran mayoría de la comunidad. Por cierto, hoy hay una asamblea (y que informativa) de la APUC. No entendemos por qué para informar hace falta una asamblea. Pero veremos qué informan en vísperas de un receso vacacional de 45 días. 
@pabloaure

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