jueves, 30 de octubre de 2014

El gobierno se ha empeñado en empobrecer a los universitarios

Mientras el gobierno invierte grandes sumas de dinero para mantener menos inquieto al sector militar, que manejan las armas de fuego, nuestras universidades, cuyas únicas herramientas que utilizan son las ideas para fomentar progreso y bienestar nacional, cada día se empobrecen más. Los sueldos de los universitarios son de hambre y cada vez alcanza menos para mantenerse merecidamente. Aunque es chocante hacer comparaciones, es inadmisible la desigualdad con que este gobierno trata a los universitarios. Un militar que se encarga de la confrontación armada es mejor remunerado que un docente que forma a las nuevas generaciones. ¿Cómo explicar eso a alguien que quiere progreso y paz?  
Con campañas publicitarias pretenden hacer ver que en Venezuela existe una gran revolución educativa cuando lo cierto del asunto es que hoy padecemos unos de los más atroces retrocesos de la historia. El 75% de las escuelas públicas fueron construidas antes de la llegada de este modelo de gobierno,  y con mucho menos presupuesto. Pero si queremos hacer referencia a un acto verdaderamente revolucionario en la historia de la educación venezolana podemos mencionar el programa de becas Gran Mariscal de Ayacucho fomentado durante la mal llamada IV Republica. Digo que fue un acontecimiento revolucionario porque mediante ese sistema de becas miles de bachilleres de las diferentes clases sociales cursaron estudios superiores en el exterior, así como también pudieron hacerlo muchísimos profesionales graduados en universidades venezolanas que viajaron a distintos países de América y Europa con su beca Gran Mariscal de Ayacucho para cursar estudios de 4to y 5to nivel. Haciendo la salvedad que a ninguno se le pidió referencias partidistas, no fue política para otorgarlas exigir el color de su militancia política ni tampoco eran chequeados en una lista para constatar si estaban o no en contra del gobierno.
A diferencia del desempeño de los programas de becas de antes, hoy no solo es que se ven limitadas las universidades para conceder becas sino que son cada vez es más reducido el número de profesores que ha logrado ir al exterior a continuar su formación, y que en este momento están pasando penurias porque desde hace varias semanas están suspendidas las remesas para su manutención.
El salario de un docente universitario da vergüenza si lo comparamos con el de otras naciones. Nuestros profesores  tienen una asignación promedio menor a los 100 dólares mensuales. Si lo comparamos con los sueldos de antes, la diferencia es abismal. Esto quiere decir que es absurdo que el régimen siga hablando de revolución cuando la realidad del asunto es que ellos se han empeñado en destruir las universidades y de empobrecer a los universitarios.
Lo miserable  del asunto es que muchos de los que hoy ocupan altos cargos en el gobierno, incluidos algunos de los que laboran dentro del Ministerio de Educación Universitaria quizá fueron favorecidos con el sistema de becas Gran Mariscal de Ayacucho.
No podemos tener una conclusión distinta a la de que el régimen no piensa en educar al pueblo sino la de adoctrinarlo; por eso el castigo presupuestario a nuestras universidades libres, autónomas y plurales.

Para nadie es un secreto que la mayoría de los ministros, gobernadores y altos jerarcas civiles o militares tienen a sus hijos estudiando en el extranjero, quizá esa sea una de las razones para no preocuparse por nuestras universidades. Mi llamado es a exigir nuestros derechos, a realizar los reclamos de manera constante y enérgica, como lo sabemos hacer los universitarios. Si queremos construir una mejor Venezuela comencemos educando al porvenir, diciendo las cosas por su nombre, ya basta de edulcorar las posiciones, eso ha hecho que el régimen vaya ocupando terreno en la destrucción de nuestras casas de estudios superiores. 
Prof. Pablo Aure

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