Esta es la versión condensada de mis
palabras en el acto celebrado en el auditorio del diario El Carabobeño en
Valencia, el sábado 27 de junio de 2015, como orador invitado con motivo del
Día del Periodista y la entrega de premios que otorga el CNP/Carabobo a los
profesionales de la comunicación que trabajan en los diferentes medios de este
estado.
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“Este bendito oficio del periodismo
sobrevivirá al neofascismo. No duden.”
Es un honor. Inevitablemente, en tiempos
de tanta cháchara adulante, de insustancial palabrería y atorrantes
pelotilleros, decir esta expresión parecerá un “tópico”.
Aclaremos. Tópico (amén de
medicamento de uso externo) puede significar también, y significa en el caso
que nos ocupa, sentencia harto repetida o lugar común. Honor, que es voz rica
en acepciones, tiene que ver con la honra que, como el amor, no necesita de
adjetivos ni redundancias adverbiales. Ni verdadero, ni falso; ni mucho, ni
poco. Se tiene o se carece de ello. Así que por “razón o causa de honor”, como
dice la entrada del DRAE sobre tal título académico, fui generosamente
reconocido con el doctorado que me otorgó, hace cinco años, la Universidad de
Carabobo. Hoy, soy honrado con la invitación del Colegio Nacional de Periodistas
a decir estas palabras en nuestro “Día”, día en el que tan faltos estamos los
periodistas en Venezuela de razones para festejos o regocijos que “celebrar”. Así
pues que no es tópico, es honor...
Las palabras
Lo que diré va en honor de vosotros
periodistas que, con la memoria en la letra del himno de nuestra alma mater
caraqueña, la de las azules boinas del 28, sois campesinos labradores de tierras siempre fecundas y nuevas para el
conocimiento y el asombro; marineros
a la pesca de importantes verdades, escasas alegrías, rutinarias tristezas e
irrenunciables ilusiones; milicianos
armados solo de generosas ideas y pensamientos, amén de los secretos del contar, que no se
pueden envasar, solo útiles para hacer que las ideas tengan significado,
mediante la palabra...
Las palabras significan. Las palabras apuntan. Son flechas clavadas en
la piel áspera de la realidad. Así decía la importante escritora estadounidense de la segunda mitad
del siglo XX, Susan Sontag, al recibir el Premio Jerusalén. Dijo también en esa
ocasión, que La primera tarea de un
escritor no es tener opiniones, sino decir la verdad y negarse a ser cómplice
de la mentira y la información errónea -o manipulada, lo que viene a ser lo
mismo- (...) es tarea del escritor
representar -y contar- las
realidades: las realidades abyectas y las realidades del éxtasis(...) es ayudarnos a entender que, ocurra lo que
ocurra, algo más siempre estará sucediendo(...) estoy obsesionada con ese “algo más”...
Si ponemos la voz periodista donde Sontag dice escritor, tendremos una intensa
aproximación con el apasionante oficio del que nos ocupamos hoy. En resumidas cuentas
el periodista es también escritor -o, escribidor,
al decir sobre sí mismo, de Mario Vargas Llosa- que escribe como tal todos los
días pero que, además y sin tiempo para “más”, debe contar y publicar sus
historias día a día en las páginas de los periódicos, en la radio, la
televisión o en la prodigiosa “aldea digital” -¿diría hoy Marshall Mac Luhan?- más que nunca global, por lo acojonante y
descomunal, de las redes sociales. Así que, a vosotros apasionados labradores,
marineros, milicianos y artesanos de las palabras y las historias de todos los
días; a ustedes les digo, como solía decir el gentil y potente periodista de la
radio y la televisión que fue Joaquín Soler Serrano: “Ustedes son
formidables”.
Villanías hegemónicas
“A los periodistas nos cuesta mucho
mentir. Precisamente, porque nos pueden creer”. Se lo oí decir a un periodista
en la televisión española. No estoy seguro si fue “Manu” Leguineche pero, como si lo fuera. Y como no recuerdo quien
lo dijo, me gusta pensar que fue él. Con esta frase, entresacada de la memoria
cada vez más huidiza, comenzaba, hace un año ya, las palabras que me
correspondió decir también con motivo del Día del Periodista en el ayuntamiento
de Naguanagua.
Hoy, un año después, sigue siendo un
“Día” sin celebraciones, salvo nuestra terquedad irrenunciable a seguir en esta
difícil singladura por la verdad, en medio de tormentas y galernas que no
amainan, qu e en demasía están durando. Estamos hoy aquí, en esta casa
severamente castigada por la intolerancia oficial; en este barco - por seguir
la referencia marinera- hecho de valiente “papel” pero seriamente amenazado con
quedarse a la deriva. Estamos diciendo estas cosas, en esta casa del diario El
Carabobeño, en medio la implacable galerna que se dice revolucionaria, en el
autoproclamado “socialismo del siglo XXI”. En esta ocasión debemos volver a
definir, proclamar y machacar, sobre la diferencia entre lo que nosotros, los
periodistas demócratas, los comunicadores comprometidos con la libertad, entendemos
por periodismo independiente; frente a los que pretenden imponer en el país esa
grosera, por descarada; abusiva, por arbitraria y neofascista “hegemonía
comunicacional”. Hegemonía que no es otra cosa que la obscena pretensión - de
rebuscada e infame villanía- de imponer “un modelo político totalitario”, -como
lo denunció la Conferencia Episcopal
Venezolana en la exhortación pastoral de la 102 asamblea celebrada a mediados
del año pasado- imponer el pensamiento
único, la historia oficial, el dominio y predominio de la voluntad y capricho
de los gobernantes sobre la comunicación social libre, independiente y pública.
Todo sigue igual...o peor
“Las
difíciles circunstancias que afectan a la población en general como la
violencia, la inseguridad y criminalidad crecientes; el drama del
desabastecimiento; el alza constante del costo de la vida; las devaluaciones;
las largas colas a las que el pueblo se ve sometido para obtener el mínimo
sustento necesario; las fallas eléctricas, los apagones...” no son exageraciones ni invenciones de
periodistas sensacionalistas. Alertaban los obispos sobre “la pretensión de imponer un modelo político totalitario y un sistema
educativo fuertemente ideologizado” y la “politización del poder judicial que se manifiesta, nos recuerdan los
obispos, en la existencia de presos políticos y en la situación de tantos
jóvenes privados de libertad por haber participado en manifestaciones”...
eso fue dicho hace un año y algunos de esos estudiantes y manifestantes aún
siguen en los calabozos “de los políticos presos”, como con saña y desalmada
ironía los definió el difunto... NO, no fueron ni son hoy exageraciones de la
prensa, o mejor, de la que queda y aún no ha sido comprada o sometida, que
guapea por su independencia.
Llamaban la atención nuestros pastores sobre “la
corrupción en todas las esferas del Estado” el “generalizado militarismo y una
desproporcionada represión de cualquier disidencia”... ha cambiado eso algo?...
Todo sigue igual o peor.
“Equilibrio” y “pluralidad”
Si la pluralidad, la neutralidad y
el equilibrio informativos se entienden como la “equidistancia” con las graves
situaciones políticas, sociales, económicas y sobre todo atentatorias de los
Derechos Humanos que acabamos de resumir, pues ese “tal equilibrio” sería ética y
dialécticamente inaceptable... Si el cacareo de la neutralidad al uso se
pretende un periodismo inocuo, fácil, irresponsablemente indiferente,
disfrazado de tales equidistancias, peligrosos equilibrios y pluralidades
engañosas, ese no es nuestro periodismo. El que aprendimos a hacer en nuestras
escuelas universitarias, el que seguimos empeñados en hacer en el mundo del
trabajo de informar.
El periodismo es lo que es y el periodista está para lo que está. Ser testigo y dar testimonio de lo que ocurre y también ayudar y meter el hombro a los
problemas de nuestros lectores que son los ciudadanos, a los que nos debemos
fundamentalmente.
16 años de “por ahora”
Lo que estamos viviendo ahora, en
este “por ahora” que pasa ya de tres lustros, es la historia de la muerte
anunciada y en plena ejecución de la libertad de expresión y del periodismo
independiente, en manos de un gobernante
legítimamente y democráticamente elegido y establecido –sin entrar en
consideraciones sobre si el CNE sea confiable o imparcial o las denuncias de
fraude- un gobierno producto de elecciones democráticas que, cada día que pasa,
se comporta más como un régimen autoritario, controlando todos los órganos y
poderes del Estado que la
Constitución venezolana consagra como autónomos e independientes
del Poder Ejecutivo.
El 2014 fue el año con mayor
cantidad de denuncias de violaciones a la libertad de expresión en las últimas dos décadas. Un total de
579 violaciones se denunciaron y
corresponden a 350 casos ocurridos principalmente durante las manifestaciones
del año pasado. Así se denuncia en documento firmado por 16 organizaciones
gremiales, ONGs y académicos de la comunicación reunidos en la UCV hace un par de días. Entre
ellas el Colegio Nacional de Periodistas, el Centro de Derechos Humanos de la UCAB , El Sindicato Nacional
de Trabajadores de la Prensa ,
el Círculo de Reporteros Gráficos de Venezuela, el Instituto de Investigación
de la Comunicación
de la UCV ,
Espacio Público, Expresión Libre, así como docentes e investigadores como
Miguel Angel Latouche de la escuela de comunicación social de la UCV , Marcelino Bisbal director
de postgrado en comunicación de la
UCAB... que reckaman “garantías para un periodismo libre e
independiente” y denuncian que “la
violencia del Estado también se observa en la recurrente criminalización de las
ideas, informaciones y opiniones adelantando sanciones mediante medidas
cautelares que desnaturalizan la posibilidad de la defensa” como son los casos recientes de la
prohibición de salida del país contra periodistas y directivos del diario
TalCual, del sitio web La
Patilla y El Nacional. En el documento que titularon
“Venezuela reclama una comunicación libre y plural” se denuncia que al menos 28
medios impresos han sido afectados severamente por la escasez de papel de los
cuales, al momento, ya han dejado de circular de manera temporal o definitiva
al menos 14 de ellos y ahora, claro, el
caso de El Carabobeño al que van asfixiando día a día por la falta de papel...
Denuncian y exigen “que se restituya el acceso a los insumos” pues la
discrecionalidad en las entregas del monopolio del Complejo Editorial Maneiro,
“constituye un mecanismo de censura indirecta que castiga las líneas
editoriales críticas procurando el cese de esos medios o su venta a grupos
afines a las elites gubernamentales”...
“Compra-venta” de medios
En el documento citado se denuncia
además, bien alto y claro, que “los procesos de compra-venta de medios de comunicación incluyeron cambios
de la línea editorial que en todos los casos han beneficiado a la gestión
gubernamental, reduciendo la información crítica y haciéndola cada vez menos
plural. Estos cambios en la propiedad han generado presiones de variada
naturaleza en contra de periodistas de esos medios y en casi todos los casos la
imposición de censuras que esconden o maquillan los hechos y silencia a voceros
de interés colectivo”. También reclaman y exigen “que sean atendidas, en el
corto plazo, todas las solicitudes de papel prensa hechas al Complejo Editorial
Maneiro (monopolio del gobierno dependiente de la Presidencia de la República ) por los
diarios de circulación nacional y regional”.
Pensamiento único y absurdo
La amenazante hegemonía comunicacional ha dejado
de ser hipótesis y es ahora, sin el “por”, doctrina oficial, alerta el abogado
venezolano Pedro Nikken que desnuda
de su pretendido ropaje democrático al gobierno asegurando que “el dominio
oficial sobre los medios de comunicación, quiere homogenizar la información
pretendiendo hacer germinar una suerte de pensamiento único según el cual el
socialismo bolivariano no sería solo una pretendida ideología (hay dudas de que
pueda llamársela tal) sino la única ideología digna de ser profesada por los
venezolanos... Este absurdo humano y democrático flota en el ambiente, entre
amenaza y tentación cada vez menos disimulada desde el sector oficial(...) En
todo caso, el panorama de progresiva ocupación por el sector oficial (ya no
solo del espectro radioeléctrico sino de los otros medios) restringe el campo
para el debate libre y abierto sobre el Estado y sus instituciones”.
“Al mejor estilo fascista”
El domingo 21 de junio, el
periodista Alfredo Fermín, en su columna “En Valencia Hoy y después”nos apuraba el pensamiento y el corazón
con palabras conmovedoras al contarnos sobre lo “difícil aceptar la idea de que
uno de estos días nos informen que cerramos definitivamente”... que “esta
desolación que recorre a El Carabobeño es de un impacto brutal para sus
trabajadores, algunos con 50 años en la nómina”... y denunciaba como “los
verdugos se enorgullecen de lo que están haciendo con el diario(...) actúan
como terroristas: no dan la cara, ni afirman, ni niegan, nadie los ve, como si
no existieran...” y leí estas terribles líneas que le dieron un vuelco a mi
memoria heredada sobre la causa del exilio de mis padres a estas tierras en
1939, cuando los demócratas perdieron la Guerra Civil en España y
comenzaba la odiosa y sanguinaria dictadura franquista, leí: “En El Carabobeño
podríamos estar contando los días para que se ejecute la muerte del diario al mejor estilo fascista...”
A todos los que aquí están y a los que no pudieron
venir y a los que no tenían por qué venir pero les importa igual y mucho estas
cosas terribles que nos toca hoy decir, esta nuestra pasión, desde cuando
tecleábamos en ruidosas máquinas aquellas cuartillas de 24 renglones hasta las
silenciosas pantallas con alma digital de las actuales salas de redacción, esta
pasión que sentimos por este oficio, este bendito oficio del periodismo libre
sobrevivirá al neofascismo, no lo duden!
Valencia 27 de junio de 2015
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