viernes, 19 de junio de 2015

Para un aterrizaje en la transición económica/ @SJGuevaraG1

Opinion

POLÍTICA Venezuela

EL NUEVO MODO

Economía XIII
Santiago José Guevara García* / 19-06-2015
Santiago José Guevara García

Para un aterrizaje en la transición económica. Sigo en las urgencias. Pido de nuevo disculpas. Es que temo mucho al Síndrome del Sabio de Bizancio. 

Mientras me he estado ocupando del mundo, Venezuela revienta. Y el régimen, en su estado actual, no sabe cómo enfrentar lo que se le viene encima.

La economía real y el descontento social apremian. Y la política está exánime. El régimen, por inercia, sigue en su plan, deslizando su esquema totalitarista por vías sibilinas, deteriorando no solo el bienestar y la posición internacional del país, sino las que serán las condiciones iniciales del sistema en el inicio de una real transición.

Terribles serán esas condiciones: 1) La macroeconomía toda, desequilibrada; 2) la microeconomía, destrozada y moribunda; 3) las instituciones a todo nivel, interferidas; 4) la capacidad productiva, en el suelo y 5) la capacidad de gestión para resolver lo anterior, nula. 

PDVSA es un antro amorfo. El Banco Central, una imprenta. El Bandes (fondo de inversión), inauditable. La banca pública, un bazar. Las empresas básicas, unas chupa dólares. Diana, la empresa alimentaria emblemática, en vida vegetativa desde el año pasado.

Con esas condiciones hay que lidiar ahorita. Y no hay con qué. Me ocupo en este artículo (y en la serie) de los términos de referencia para una propuesta útil a una transición a la democracia y el mercado en Venezuela. Pero, rigurosamente visto, también podría serle útil a una transición bajo el control del régimen. ¿Podrá?

De ambos escenarios se habla en el país. Hoy, todo el mundo habla de “transiciones” en curso. Sin rigurosidad conceptual, pero hablan. En un entorno complejísimo. No solo para el régimen o para la oposición electoralista, sino por la mención de escenarios diversos, que refieren, de distintas maneras, acuerdos entre sectores de los dos grandes polos políticos y voceros de la Fuerza Armada, con la mención de personeros diversos.

¿Qué podría pasar? 1) El régimen podría mutar. A una depuración, una cooptación o una propiciación. Todo, bajo su control. Son cambios, pero no necesariamente transiciones. El madurismo parece insostenible; al menos, en su forma actual: primitivo, tosco, dañino, incapaz. 

2) O el régimen podría ser desplazado. Ruptura del maridaje comunistas-militares, a favor de los segundos; una transición negociada entre militares no comunistas y opositores no MUD y el surgimiento de un nuevo polo militar de liderazgo fuerte, lo cual representaría un vaciamiento político o un colapso cierto del sistema.

E insisto: no todos los escenarios mencionados son transicionales. Hay mucho de Lampedusa. Y los problemas seguirán presentes. Por ello, el resto del artículo lo dedicaremos a establecer, sin ambages, lo que sí definiría un escenario transicional, yendo a lo medular de lo económico.

Lo que expondremos en este artículo no es todo lo que toca a la Economía. Hay más. Pero, sí será lo primero que le será exigido: la progresiva normalización y dinamización del sistema económico bajo condiciones de mínima inestabilidad. 

Eso exige un programa integral muy acuciosamente y creativamente elaborado. Como dicho a la saciedad: cinco dimensiones y unas, entre doce y quince líneas de decisión, solo en lo macro. El Programa es una precondición transicional. Ni improvisación, ni errores. Serviría de bitácora; pero, también de aval para la credibilidad necesaria.

También exige una ingeniería financiera muy creativa. Con la credibilidad del Programa, se facilita la gestión con agentes convencionales o socios en el relanzamiento de la economía nacional. Hemos sostenido que es un tema del alto gobierno. Del despacho presidencial, para ser precisos.

Las condiciones a lograr con el despliegue de lo anterior están implícitas en su contenido; pero, por el desconocimiento de la “literatura” transitológica, vale la pena explicitarlas. Capital importancia tienen los aspectos institucionales y legales.

El logro del mejor consenso, la prevención del “argumento de la Economía Política” y la precisa base institucional necesaria, con énfasis en lo que llamamos “instituciones vertebrales” son tareas iniciales. 

Digámoslo fuerte: ninguna decisión económica en los terrenos de la liberalización, la privatización o la reestructuración debe ser tomada sin el marco legal apropiado. Que sirva de ejemplo el caso ruso: un “capitalismo de amigotes”, por procesos viciados de “rentas de situación”. Tenemos inventariada la lista de temas vertebrales. Nos la reservamos.

El plano político económico, con las condiciones y características que hemos expuesto en artículos anteriores y el programa anticipado de reformas son el cuarto componente. 

La microeconomía avanzada y la gestión para la optimización del modelo productivo, en todos sus órdenes, son también necesarias. Hemos sostenido y probado que el rentismo es superable y que una apropiada mezcla de sanidad macroeconómica, manejo microeconómico y óptimos manejos institucionales; en la regulación, por ejemplo, son una “ingeniería” necesaria.

Como visto, entonces, hablar de transición (a la democracia y el mercado) en Venezuela no es un tema de “guisadores” o charlatanes. Hay “transiciones” y transiciones. 

Lo que propugnamos –con el esquema de liderazgo fuerte necesario- es un auténtico cambio. No un barniz disimulador de la supervivencia del dañino corporativismo rentista prebendal implantado desde finales de los ’60 del siglo pasado. Venezuela debe cambiar. Y, definitivamente, no es asunto de gatopardianos e ignorantes.

* Santiago José Guevara García
(Valencia, Venezuela)
sjguevaragarcia@gmail.com / @SJGuevaraG1

No hay comentarios:

Publicar un comentario