viernes, 28 de agosto de 2015

Privatizaciones y reestructuraciones en transiciones/ @SJGuevaraG1

Opinion

POLÍTICA Venezuela

EL NUEVO MODO

Economía XXIII
Santiago José Guevara García* / 28-08-2015
Santiago José Guevara García

Privatizaciones y reestructuraciones en transiciones. Rusia se cita en la bibliografía como el ejemplo a no seguir al privatizar. La vieja nomenklatura comunista se hizo de las empresas públicas a precio de gallina flaca y contaminó mortalmente los esfuerzos para una economía competitiva avanzada. 

Ese dato daña medularmente las posibilidades de progreso económico sustancial, tanto de cara al bienestar nacional como a la competitividad externa. Demuestra, dicho sea de paso, la importancia del componente privatización en los procesos transicionales.

Rusia es el típico caso de “capitalismo de amigotes”. Pues bien, Venezuela corre también el riesgo de serlo. Su cúpula actual, sin escrúpulos y ahíta de riqueza, tiene más gusto por los negocios que por la política y es previsible su captura de canales para estar presentes en la economía más allá del autoritarismo actual. 

Pero, puede prevenirse. Solemos citar el manejo económico anglosajón para situaciones como las que queremos advertir. Se cita, con base en el “argumento de la Economía Política”, la situación pública en la cual prevalecen procesos perversos como la imposición de los intereses especiales (grupos, mafias, etc.) por sobre los generales.

Venezuela debe anticiparse a esa eventualidad. Una privatización apresurada aumenta el riesgo. La solución ya la hemos mencionado: el montaje de un dispositivo legal previo que la evite. Dicho con firmeza: toda privatización en la Venezuela en transición debe ser precedida por el marco legal que la preserve.

Como planteado, se trata no solo de un problema político y ético –la supervivencia de factores de poder del actual régimen, plagado de corrupción- sino sobre todo, económico: las limitaciones y riesgos a esquemas de competencia apropiados.

La solución existe. La reforma política e institucional debe resolver asuntos como los derechos de propiedad –una de nuestras instituciones vertebrales- la garantía de la competencia, los desincentivos y regulación a monopolios, la relación entre mercados financieros y la economía real, la acción explícita del Estado para impedir las anomalías, etc. En general, leyes para la sanidad del aparato productivo.

Las reestructuraciones, por su lado, son convencionalmente vistas como una acción microeconómica, de Economía u Organización Industrial (en el mundo coexisten ambas denominaciones); pero, planteamos su visión y manejo de modo conjunto con la privatización y la liberalización, su inserción en el modelo productivo y el apoyo en la reforma política e institucional. 

Tanto la privatización como la reestructuración –que serán procesos coordinados- al igual que todos los procesos transicionales, como antes planteado, deben montarse sobre el detallado reconocimiento de las condiciones iniciales del sistema económico; en lo que a estos temas toca, asuntos como la mancha productiva, la organización industrial, la disponibilidad de fortalezas y debilidades para un proceso de naturaleza distinta al previo (desde derechos de propiedad hasta recursos financieros y logísticos), las relaciones con los mercados a servir en el nuevo esquema, etc.

Por otro lado, nuestro modelo productivo, de privilegio a las aglomeraciones competitivas y a cadenas y redes nos lleva a un primer nivel de análisis en el cual importa la visión de conjunto de empresas y no una visión caso a caso. Claro, que sin soslayar las particularidades de cada uno, con toda su especificidad. En tales sentidos, manejamos un conjunto de criterios para el caso venezolano. 

Primero, nuestra orientación para la reestructuración empresarial estará contenida en el modelo productivo inserto en el Proyecto Nacional. Ese Proyecto Nacional habrá sido el resultado de un buen consenso, optimizador de los resultados nacionales.

Segundo, la reforma política e institucional preservará el tejido empresarial de las anomalías y desviaciones posibles y pondrá especial énfasis en la salvaguarda de deseconomías. 

Tercero, con la claridad de la orientación a una economía de mercado libre y una regulación estatal profesional, se parte del concepto práctico de que la simple posesión de las empresas por privados no es garantía de la deseada economía competitiva. Es tema a desarrollar con detalle en oportunidad posterior.

Cuarto, en el modelo y en la perspectiva de largo plazo, diferentes modalidades legales y organizativas serán contempladas; desde diversas formas de asociaciones con el capital privado hasta las más avanzadas formas de promoción de la inversión privada. En sectores clave de la promoción estatal –infraestructuras, servicios, medios tecnológicos, etc.: puertos, por ejemplo- es perfectamente posible apoyarse en formas creativas de asociación entre Estado, gobiernos descentralizados y privados; sobre todo, socios externos.

Quinto, en términos de los procesos internos de las empresas, la literatura refiere como dimensiones fundamentales, las reestructuraciones legal, organizativa y financiera. Eso liga el proceso a otros, como la mencionada reforma institucional; la apropiada organización empresarial; toda la logística, incluida la financiera; etc.

Privatización y reestructuración son temas para nuevos desarrollos de detalle posteriores. Importan mucho el sentido estratégico del proceso; la importancia del rendimiento como criterio de éxito; el celo por la amplia trama empresarial, incluido el sector financiero; la visión de largo aliento del proceso; la apertura de criterio sobre las diversas formas de organización posibles, etc.

Venezuela irá a una reestructuración a fondo. La orientación deberá ser nítidamente a una economía competitiva exitosa. Los beneficios son múltiples. Los retos, también.

Santiago José Guevara García
(Valencia, Venezuela)
sjguevaragarcia@gmail.com /@SJGuevaraG1

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