Larga vida a
Susana Barreiros/ Dimitry Belov
Tratar de poner juntos los
pedazos de una vasija de cristal luego de haberse quebrado lleva mucho tiempo,
paciencia y buena voluntad hacia el trabajo que se realiza. Venezuela es hoy el
lugar donde existen miles de vasijas de cristal quebradas. A nivel social
existe una deuda enorme con toda una ciudadanía que está a la espera que le
devuelvan las oportunidades para reconstruir lo que les queda de futuro. Está también
la deuda con la justicia y los familiares de los más de 220.000 casos de
muertes violentas a quienes el sistema, que hoy monopoliza el Poder en nuestro
país, no ha sabido corresponder. Si tocamos el tema económico entonces sale a
la luz enorme la deuda con el empresariado y el aparato productivo, a quienes
expropiaron, persiguieron, extorsionaron, asfixiaron y señalaron. En el caso de
la academia y las universidades el tema está hoy a flor de piel, con los
ridículos salarios y el desmontaje progresivo del presupuesto para que puedan
operar las Casas de estudio. En fin, todo lo que tomaron, abusaron, se
apropiaron, se robaron o malversaron en estos años de ebriedad populista, se lo
quitaron a alguien y de alguna forma deberán pagar ya sea a la ciudadanía o a
la república cuando ésta última sea reconstruida.
Reconstruir no quiere decir
acabar con todo y levantar un nuevo orden, se trata de ir al fundamento de
nuestra Carta magna y desde los principios de justicia que allí se expresan,
restablecer el orden o el cauce que siempre debieron mantener los
acontecimientos nacionales. Los venezolanos estamos cansados de revoluciones y
por el contrario queremos son soluciones.
De acuerdo a Juan XXIII “La paz, se funda en la verdad y
debe practicarse según los preceptos de la justicia“. Llegar a la verdad, es
otra de esas vasijas las cuales hay que reconstruir y para ello se requiere
tiempo. Como ciudadano deseo que las caras de la injusticia en Venezuela estén
vivos y con buena salud para ver como el país florece ante sus ojos al ellos
haber salido del poder.
Es por ello que desearle algo
diferente que una larga vida a la señora
Barreiros y a toda la casta neo totalitaria en Venezuela es una salida muy
elegante para el daño tan profundo generado por todo este grupo a la sociedad.
Juzgarles sin haber reconstruido las instituciones, antes de que puedan actuar
de manera imparcial, puede significar una injusticia tan profunda como la que
ellos han cometido para con todos los venezolanos. La justicia debe ser
imparcial para llamarse como tal. De las decisiones de esos tribunales dependerá
el desempeño de un país que necesita a gritos confiar en sus instituciones para
desarrollarse como nación.
Pero no se preocupe señora Susana,
muy probablemente será el mismo Leopoldo López ya como presidente quien abogue
para el sobreseimiento de su causa en caso de que tanto fiscales y jueces
imparciales dictaminen que debe ser investigada, juzgada y condenada. Tal vez
esa justicia le permita una condena en libertad, trabajando en horas de
voluntariado asistiendo personas en los mismos tribunales que una vez utilizó
para cometer arbitrariedades.
Larga vida para usted Susana
Barreiros, para que sean ciudadanos e instituciones libres, justos y
democráticos quienes le juzguen. Y no se cometa en Venezuela otra injusticia
como la que hoy lleva su nombre.
@DimitryBelov
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