viernes, 30 de octubre de 2015

Recomiendo leer "Enlace con la teoria" Interesante artículo del economista @SJGuevaraG1

Opinion

POLÍTICA Venezuela

EL NUEVO MODO

Economía XXXII
Santiago José Guevara García* / 30-10-2015
Santiago José Guevara García

Enlace con la teoría. Un cable a tierra. También una pausa. Vamos al remate de la serie y conviene validar el concepto de base: un manejo nacional que potencie y optimice el logro conjunto de los fines políticos y económicos de una transición. 

Creemos que para todo lo dicho hasta ahora, ayuda verificar su correspondencia con referencias teóricas mundiales en las dos líneas reconocidas en nuestros trabajos. Lo haremos con algunas. 

Ojalá que lo sea para su consideración y respeto por los interesados nacionales y no para el desdén o la polémica sin raíces en el “estado del arte” transitológico. En el mundo bizarro, aquellas referencias son ignoradas; o, en vez de alinear, complejizan y distraen. Esperamos, en verdad, que la tarea resuelva disonancias.

Porque es que no puede ser que Venezuela se dé el “lujo” de discutir un campo de conceptualización cualquiera, sin ninguna referencia al conocimiento establecido y a su “estado del arte”. Eso pasa con los temas transicionales. Ser tropicales, o cualquier otra circunstancia, no nos exculpa de respetar algunas convenciones.

Pero, pasa, además, que la historia nos obliga. Pues, ocurrió que bajo las mejores condiciones: una muy virtuosa y ventajosa salida del régimen dictatorial de los ’50 del siglo pasado, medios de unidad y lucha apropiados, un buen consenso inicial, una base de recursos satisfactoria, un modelo de desarrollo (precario, pero perfectible) y un efecto económico inercial importante; sin embargo, no pudimos lograr una consolidación, ni en la evolución económica, ni en los resultados políticos. 

Entre finales de los ’60 (¡muy temprano!) y finales de los ’70 desaparecieron la luna de miel política de Puntofijo y el ciclo virtuoso de crecimiento alto sostenido, de 50 años, y comenzó una larga regresión, que mostró diversas turbulencias, no bien atendidas, y, finalmente, un regreso al autoritarismo y el primitivismo económico.

Y lo peor: eso no pasó en un país desprovisto de historia y recursos. Casi dos siglos de una gloriosa independencia y un siglo después del inicio de su historia petrolera. Para mí, un motivo de vergüenza nacional. Aún no hemos honrado ni uno, ni otro, de nuestros legados en la política y en la economía. Y, apreciados lectores: frente a la vergüenza, no queda más que el reto de superarla.

Antes de la revisión planteada, hacemos la mención de un pasaje del destacado prologuista de un libro nacional reciente. Eso, en nuestra línea estratégica de contribuir a la articulación de ideas e iniciativas nacionales. El prólogo –es lo que valoramos- es un reclamo a los antagonistas de la modernidad económica en el país. 

Nos referimos al Padre Virtuoso, Rector de la Universidad Católica Andrés Bello, en “Venezuela 2015. Economía, Política y Sociedad”. La refiere en estos términos: “Modernidad en cuanto que sinónimo de eficiencia, productividad, trabajo y esfuerzo colectivo para producir riqueza, redistribuida con criterio de justicia y equidad para crear oportunidades para todos, con reglas claras, bajo el amparo de un estado de derecho”.

Sin categorizar, el Rector, en dicho prólogo, de la obra coordinada por Ronald Balza Guanipa, hace una referencia no intencional a nuestro desarrollo en esta serie. De lo que habla, amigos, es de una Transición a la Democracia y el Mercado.

La literatura universal conocida, en las dos líneas del campo transitológico existente, establece, sin lugar a dudas, las relaciones entre los temas económicos y políticos. Las especificidades de esas relaciones y, sobre todo, los problemas no resueltos, nos interesan en este artículo y el próximo.

Y nos iniciamos con la obra seminal de Rustow –para nosotros, primera referencia obligada, no solo necesaria, sino apreciada- en la cual son muchas, y con diversas intenciones, las menciones a la relación entre economía y democratización. 

Algunos criterios son claros: 1° Refiere a Lipset, Cutright y otros, que “conectan la democracia estable con ciertas condiciones del trasfondo económico y social”; y 2°) establece que “Toda teoría genética de la democracia haría bien en asumir un flujo de dos vías de causalidad, o cierta forma de interacción, entre política, por un lado, y condiciones económicas y sociales, en el otro”. Nótenlo: interacción. O sea: manejo de procesos.

En Rustow, en finales de los ’60, después de mucho análisis, es claro que lo económico interactúa con lo político; pero, el aporte no es como precondición, sino como partícipe del proceso de cambio. De igual forma, es claro que diversos aspectos de la democratización se deben al éxito económico. Y bingo!: conceder al rentismo, corporativismo, estatismo, etc., termina cobrando su precio a la democracia. ¿Leyeron bien, señores de la MUD? 

Por su lado, en los ’90, Adam Przeworski, en “Democracy and the Market” (tomen plena conciencia del título) lo plantea de manera muy contundente: “Para comer y hablar –ser libre del hambre y la represión: estos elementales valores animan un búsqueda mundial de democracia política y racionalidad económica”.

Y dice: “Ambas transiciones son radicales e interdependientes” (…) “El propósito de estudiar transiciones es responder preguntas acerca de las condiciones y los pasos que conducen a la democracia política y la prosperidad material”. 

La obra no incluía el caso chino. Por eso, por su éxito material y por sus pasos hacia lo social, los derechos, etc., referidos en artículos anteriores, nos interesa tanto. Ahí hay problemas no resueltos. Aunque en realidad, nos interesan todos los casos.

Interesante y exigente la relación entre manejos: político y económico. Más, en un país que ha fracasado en las mejores condiciones. Haremos una última revisión en el próximo artículo y aterrizaremos nuestra serie. 

* Santiago José Guevara García
(Valencia, Venezuela)
sjguevaragarcia@gmail.com /@SJGuevaraG1

No hay comentarios:

Publicar un comentario