domingo, 8 de octubre de 2017

¿Votar bajo amenaza?/ @pabloaure

¡Hasta Cuándo!
¿Votar bajo amenaza?
@pabloaure
La manera de hacer política y/o cautivar votos se ha mantenido casi intacta a la utilizada para que llegara este proceso empobrecedor que le han colocado el nombre de Socialismo del Siglo XXI. Los más prominentes líderes expresan el lenguaje del odio y la descalificación para sumar voluntades a sus filas partidistas.
Hay intolerancia a las diferencias. “O estás conmigo o estás contra mí” Eso es lo que vemos. Atacan al mensajero pero sin desmontar con argumentos el mensaje.
No hay peor cuña que la del mismo palo.
Hoy en Venezuela hay un férreo ataque contra aquellas personas que siendo de la oposición han manifestado su intención de no votar. Contra ellos han emitido cualquier tipo de improperios. Lo más grave es que se estigmatiza de la misma manera como el régimen lo hace con quienes están en su contra.
Son prácticas propias del fascismo, con un claro propósito de exterminar la disidencia.
El pasado jueves 5 de octubre, Henry Ramos, a la sazón líder de la MUD y precandidato presidencial, se expresó exactamente igual a como lo hacía el finado Hugo Chávez cuando estaba en campaña por allá a finales de los noventa. Mientras el difunto amenazaba con freírle la cabeza en aceite caliente a los adecos, veinte años después, el líder adeco, ordena marcar como infiltrados a todas aquellas personas que no voten o promuevan la abstención. Muy peligrosas esas expresiones de Ramos Allup. Ese tipo de acciones las ejecutaban los nazis contra los judíos, que marcaban sus casas con una equis (X), para tenerlos ubicados. Le pregunto ¿Para qué ese señalamiento que a todas luces se percibe como una amenaza? ¿No pensará que la postura decente de un político que propugne los cambios debe ser a través de la persuasión para convencer con argumentos, sin amenazar a quien piense diferente? Hay fanáticos de lado y lado. Lo inconcebible es que pretendamos salir de este macabro régimen con los mismos discursos que hicieron posible su llegada.
Manejar los pueblos a través del odio nunca puede dar buenos resultados. Quizá se logren afectos momentáneos, por el desespero, pero debo decirle al paisano Henry: que el veneno a la larga mata. Y a decir verdad, viene a mi memoria que Ramos Allup claramente llamó a la abstención en 2005 ¿Era él para esa época infiltrado? Dejemos que esa duda sea respondida con el tiempo y las acciones.
Educación para cambiar.-
Venezuela jamás cambiará mientras mantengamos los mismos mensajes de odio. Necesario comenzar a modificar ese estilo vulgar y dañino de enfrentarnos unos a los otros. Lamentablemente la forma de hacer política es mediante la descalificación del que piense diferente en lugar de explicar las propuestas.
El sistema político venezolano es desastroso porque se basa en teorías populistas. Y eso ha sido así desde mucho antes de la llegada de estos bárbaros rojos. No sabemos votar pero tampoco nos han enseñado a hacerlo. Votamos pero no elegimos. En los últimos lustros hemos estado signados por el chantaje de la unidad. Que dicho sea de paso, esa unidad nos ofrece el cambio del personaje pero no del sistema, que en definitiva, es el que nos ha arruinado.
No hemos votado en libertad.
Lo confieso con dolor. Aquí, en la Venezuela del Socialismo del Siglo XXI, pero también en la recordada y quizá ahora anhelada 4ta República, hemos ido a votar pero sin libertad. Quizá en contextos diferentes, porque hoy vivimos en dictadura, pero la realidad es que no hemos podido transformar ese estilo “bananero” de hacer política.
¿Por quién y para qué votamos? La campaña de uno y del otro es votar para evitar que lleguen los que estuvieron, mientras que, otros votan para sacar a los que están.
No hay programa, solo ofrecimientos de lugares comunes.  Y es precisamente por esa forma de hacer campaña por lo que casi inmediatamente después del triunfo del candidato se produce el desencanto, la decepción y con ella la frustración y el rechazo a procesos electorales. La abstención es una lógica reacción a la falta de legitimidad o credibilidad de los actores. Los “abstencionarios” no son los enemigos, sino el sistema perverso que los genera.
Cuando me refiero a los “abstencionarios” (término muy bien desarrollado por el maestro español Antonio García Trevijano) es para hacer mención a los abstencionistas conscientes, esos que se abstienen de votar como protesta a un sistema político corrompido.
Ruptura del orden
Así las cosas, me inclino en pensar que para rescatar nuestra querida Venezuela debe producirse una auténtica ruptura en la forma como hemos concebido durante una eternidad la política electorera. Para ello hace falta determinación, trabajo y mucha educación ciudadana. No hemos tenido educación ciudadana. Siempre nos hemos comportado como habitantes pero no como ciudadanos con derechos y deberes. Por lo general, esperamos que los gobernantes nos resuelvan nuestros problemas, cuando son ellos el principal problema a resolver. Y esto solo lo podemos atacar con sinceridad, sin cortapisas, involucrarse cada quien en los asuntos políticos que no necesariamente siempre es sinónimo de lo electoral.
Podemos provocar la ruptura, pero para ello es necesario la predica con la palabra y el ejemplo con el accionar. No culpemos al ignorante, al que no ha tenido acceso a una buena educación, al necesitado, al menesteroso, a quien padece hoy y ha padecido ayer. No culpemos a quien espera ansiosamente una dadiva gubernamental o de los fariseos cuando se lanzan al ruedo de campañas populistas para lograr alcanzar determinados cargos de “elección”. Hagamos un mea culpa y comencemos a realizar lo que todavía no hemos hecho. Educar, llevar un mensaje republicano y libertario que, jamás será el ofrecimiento de una bolsa o caja de comida, u ofrecer cientos de mercados a precios solidarios. Eso no resolverá absolutamente nada. La tarea es otra: es proporcionar las herramientas necesarias para desarrollar su independencia, no solamente la alimentaria o la de cubrir sus necesidades básicas como la de su salud, sino formarlos como ciudadanos y esto solo será posible si se involucran a través del conocimiento en los asuntos políticos para no dejarse seducir por encantadores de serpientes.
Ese es el cambio por el cual yo siempre apostaré. Esto va mucho más allá de un gobernante. El cambio radica en extirpar de raíz el modelo populista que desgraciadamente es el que hoy nos ofrecen tirios y troyanos. Y para dar por concluido el tema de, si se debe o no ir a votar el próximo domingo, y muy por el contrario a lo que hace el diputado Henry Ramos Allup, les envió mis respetos a todos los ciudadanos bien sea estén decididos a votar o estén convencidos en no hacerlo. Confío en que cada quién a estas alturas del partido ya debe tener definido su criterio, además ya hemos visto una mayoritaria campaña en favor del voto, donde incluso la CEV ordenó leer una carta en todas las misas, y yo jamás entraría en polémica con mi iglesia. Pero estoy seguro de algo, la semana que viene amanecerán nuevos rostros en las gobernaciones aunque, para desilusión de sus electores, no podrán ejecutar los cambios anhelados.
Nota jurídica.-
Las decisiones emanadas de los poderes constituidos deben cumplirse voluntariamente, en caso de no acatarse, pues entonces, se tendrá que recurrir a la ejecución forzosa. En tal sentido recomiendo a la Asamblea Nacional solicitar la ejecución forzosa de la declaratoria del abandono del cargo de Nicolás Maduro. El CNE tenía la obligación de convocar elecciones antes del 9 de febrero para elegir al sustituto. Esa demanda debe intentarse ante el Tribunal Supremo de Justicia que se instalará en la OEA el 13 de octubre. El TSJ debe solicitar la colaboración de la fuerza pública para la referida ejecución, esto es, hacer todo lo indispensable para que se materialice la decisión de la AN. Quizá tendrá que apoyarse en organismos y fuerzas multinacionales.
Sería una magnifica señal que echaría por tierra cualquier sospecha de que tras bastidores ha habido entendimiento con el régimen.

Pablo Aure                              

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