miércoles, 29 de noviembre de 2017
domingo, 26 de noviembre de 2017
Sin falsos nacionalismos/ @pabloaure
¡Hasta cuándo!
Sin falsos nacionalismos
@pabloaure
Olvídense del tema
electoral. Venezuela no saldrá de la crisis por vías convencionales. Hablar de
elecciones, es la coartada perfecta del régimen
para hacer creer que la oposición tendrá algún
chance de llegar al poder votando.
No pretendo desanimar a
nadie, lo que si deseo es ubicar a los ilusos. Esto es una tiranía que jamás aceptará entregar el
poder por las buenas. Entiéndase
bien: el poder no solo es Maduro, sino todo lo que él representa, eso abarca el
Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía General de la República y el Poder
Legislativo que en el 2015 lo “ganó”
la oposición mediante elecciones pero se lo dejó arrebatar “judicialmente”. Es
un cuadro cerrado lo que existe entre los distintos poderes para que se cumplan
las órdenes de la tiranía.
Sin presión no hay solución.-
La presión
debe ser continua en lo interno y también desde lo externo. El malestar debe
hacerse sentir en las calles mediante las protestas, siempre de manera
pacificas pero organizadas. Por ejemplo, cuando se proteste en Táchira también debemos hacerlo en Carabobo y en
otros estados. El éxito
de las manifestaciones se materializa cuando se extienden en todo el territorio
nacional. En Caracas es vital que se escuchen los gritos de la molestia
ciudadana.
Nunca exponerse más de
la cuenta, esto es, llegar hasta donde el sentido común lo permita. Susurrarle
a los oídos al sector militar indistintamente al componente que pertenezcan.
Explicarles muy bien que el Socialismo es miseria, hambre y corrupción, que
además, acabará con ellos y con sus familiares.
Este socialismo del Siglo
XXI, corroe a la sociedad hasta convertir a los ciudadanos en esclavos
alimentados de las dádivas del régimen.
Los enferma y los humilla. Ese es el destino que nos espera si seguimos
tolerando a los bárbaros rojos.
Necesario que lo sepan:
no estamos bien ni tampoco vamos por buen camino. Esto cada día se pone peor.
Al que le guste esto que se quede callado y asuma su barranco; pero el que esté
inconforme debe saber que con el silencio no habrá cambios. Pues entonces, no
hay otro camino que la organización para desobedecer al opresor. No esperemos
que otros lo hagan por nosotros. La tarea es de todos. Desde luego, la cosa no
es así de simple. Abajo trataré de explicar lo
que propongo.
¿Unión multinacional?
Si me van a hablar de
elecciones les advierto que conmigo no cuenten. Estoy en la onda de asumir el
compromiso ciudadano de recorrer distintos sitios a los que nos invitan y a los
que por iniciativa propia visitamos, explicando el por qué la salida no será electoral.
En efecto. Imposible
desalojar del poder a “gobernantes”
que no creen en los derechos humanos, esto pasa, por no respetar las normas
elementales de los sistemas democráticos. Para ellos las mayorías no cuentan
para nada si estas no los respaldan. A las mayorías se les silencia con la
artillería de los cuarteles.
Lo preocupante es que en
algunos “opositores” ha
calado el discurso ese de que el voto es la única arma con la que cuentan. Tal
aseveración sería cierta si estuviéramos
en democracia, pero como no lo estamos, el voto no es un arma de los ciudadanos
sino un salvoconducto del cual goza la tiranía para seguir cometiendo sus
desmanes.
Entonces ustedes
preguntarán ¿si no es mediante elecciones, díganos cuál
es la manera? La solución tiene que venir desde afuera. Ya está bueno de caer
en el chantaje de los falsos nacionalistas que pretenden hacernos creer que
somos agentes súper poderosos capaces de imponer la decisión mayoritaria y sacar
a la cuerda de malandros que están atornillados en el poder. A ellos los
desalojaremos el día que se sientan amenazados por otra fuerza, igual o superior
a la que poseen.
Nosotros tenemos la
escritura y el gañote aderezados con pancartas y pitos que exhibimos en las
protestas, que dicho sea de paso: a ellos eso les resbala. Tan es así, que
cuando les da la gana nos encierran y/o nos disparan. Nos encarcelan o nos
matan. Esa lucha es desigual.
Desde ya, tenemos que
diseñar la hoja de ruta. Yo tengo una que he expuestos en varios foros y
asambleas. No propongo a ningún líder para dirigir la salida sino las ideas que
nos harían encontrar el camino de la prosperidad.
Por eso no me queda duda
que, todo cambio en Venezuela, tal como están las condiciones actuales, pasa
por la conformación de una unión multinacional que vigile y garantice la
transición del narco Estado violento hacia una verdadera República. Este asunto
es igualmente urgente para la región, pues la mayoría de las naciones vecinas
tienen sus propios y agobiantes problemas de pobreza, desempleo, que se han
agravado con el éxodo masivo de venezolanos que todos los días cruza las
fronteras en autobuses marchándose a países tan cercanos como Colombia, y tan
lejanos como la Patagonia chilena o argentina.
No más populismo.-
Lo primero que debemos
tener claro es la erradicación del populismo en cualquier acción gubernamental.
Que la gente trabaje y con el producto de su trabajo pueda adquirir los bienes
para vivir y progresar. Quien más trabaje tiene derecho a ganar más. Basta del
Estado benefactor. Hasta cuándo regalar bolsas de comida u ofrecer casas. Quien
acepta un regalo del gobierno es presa fácil de la esclavitud.
Tenemos que garantizar
la inversión privada, tanto nacional como extranjera. Hoy no está garantizada, ni
por los tribunales ni mucho menos por los controles comunistas. En Venezuela la
primera ley que se debe respetar es la “Ley
de la Oferta y la demanda” ningún
precio lo puede fijar el gobierno porque eso se traduce en escasez e inflación.
Indispensable abrirle las puertas a los capitales. Nadie invierte en Venezuela
porque no hay seguridad jurídica. Repito, no puede haber seguridad en un país
cuyo sistema de gobierno no es democrático ni respeta las libertades económicas.
Socialismo es miseria
En Venezuela nada funciona
porque el régimen
así lo ha decidido. Son políticas deliberadas para lograr la indigencia
colectiva. Tener a los habitantes pasando trabajo y viviendo en la miseria. ¿Cómo
explicar el hecho de que han destruido todo? La industria petrolera, los acueductos,
los sistemas eléctricos.
Expropiaron y confiscaron empresas y haciendas que antes eran productivas para
convertirlas en chatarras en ruinas y abandonadas. La devaluación del bolívar
es astronómica. Urgente desmontar el control de cambio que se ha convertido en
la principal fuente de corrupción de enchufados. La grosera diferencia que
existe entre el dólar preferencial de Bs. 10 y el del mercado negro a Bs. 82000
es más que suficiente para darnos cuenta del interés de las mafias rojas
rojitas en mantener ese control.
Sin ayuda internacional no hay salida
No tengo ninguna duda
que la ruta de la prosperidad jamás podrá implementarse sin el apoyo
internacional. En tal sentido, es menester tender los respetivos puentes
internacionales y elaborar el manifiesto que contenga las bases para la liberación
de Venezuela. Exigir la cooperación de fuerzas civiles y militares para ponerlas
en práctica. Establecer un cronograma para ejecutar las acciones que conlleven
a la recuperación nacional y para ello debe constituirse un gobierno de
transición.
Ningún diálogo es productivo cuando las partes
están en desigualdad. Hoy el régimen
se nos presenta fuerte porque posee las armas, por eso, quienes nos oponemos a
este modelo requerimos de una fuerza militar seria y no que no esté sumisa al
tirano, que garantice el cumplimiento de lo que se acuerde en cualquier
negociación.
Mientras no recuperemos
las instituciones y la economía del país
es necio hablar de elecciones. Si Maduro quiere puede seguir siendo el
presidente, pero eso sí, debe cumplir lo que se establezca en las
negociaciones, de lo contrario, las fuerzas armadas multinacionales se encargarían
de hacerlas respetar.
Pablo Aure
domingo, 19 de noviembre de 2017
El carro de Drácula/ @pabloaure
¡Hasta cuándo!
El carro de Drácula
@pabloaure
Mientras sigamos con mentalidad populista y nos entusiasmemos aplaudiendo shows de gobernantes, estaremos condenados a permanecer
sumergidos en este barrial de corruptelas y atraso.
El famoso “carro de Drácula”,
popularizado por el humorista Emilio Lovera con el cuento del malandro caraqueño
que fue para Birongo (estado Miranda) y ahora, utilizado como símbolo de persecución contra el hampa por el gobernador de Carabobo
Rafael Lacava, demuestra lo mal que estamos como país.
Lo lamentable de esto, es que esa pobre
perspectiva la observamos en diversos sectores. De hecho, muchos que hasta ayer
les parecía Rafael Lacava como un ser despreciable
por su alocada campaña electoral, ahora, convertido en gobernador, le elogian
sus espectáculos, le hacen carantoñas, lo ven de lo más simpático y lo
demuestran saltando de emoción para tomarse selfies o deleitándose con miradas
embelesadas. El día trece de noviembre, el Forum de Valencia fue testigo de lo
que aquí escribo. Eso es una palmaria demostración de la incoherencia de la
cual hemos hablado y escrito muchas veces.
Volvamos al “carro de Drácula”. Circula
por las redes un video que muestra una carroza fúnebre que transporta una
jaula, y en ella van encerrados dos presuntos “bachaqueros”, lo que más asombra de ese video es que el vehículo
con los detenidos lo maneja el excéntrico gobernador de Carabobo. Varios se han
alegrado porque sienten que alguien se está ocupando del enojoso asunto que
significa los “bachaqueros” ¡Cuán
equivocados están! Esa no es la solución para abaratar los precios. Esos
sujetos "enjaulados", por cierto, sin el debido proceso, son humildes buhoneros, son
mulas que cometen delitos de bagatela (si es que acaso eso es delito). Acá todos
sabemos que a los “bachaqueros” que generalmente
detienen son de poquísimos recursos económicos. Algunos
son choferes, otros tienen tarantines de comida o, trabajadoras de casas de
familia, que escudriñan la manera de rebuscarse algunos “churupitos” para poder subsistir.
Esos “bachaqueros” que
inhumanamente exhiben como trofeos, y expuestos al escarnio público nada tienen
que ver con que el carton de huevos esté en ochenta mil bolivares, el kilo de
carne cerca de los cien mil, el queso blanco y la pechuga de pollo a setenta
mil bolivares. Asi como lo leen, apresar a esas personas no hará que el salario
alcance para adquirir la canasta basica, ni para comprar los estrenos de diciembre
y quizá tampoco sean suficientes para el detergente con el que se lavará la ropa
vieja, porque el kilo de Ariel ya ronda los cincuenta mil bolivares.
Lo que hace Lacava con ese carro, son acciones
estudiadas por el derecho penal simbólico, porque pretenden dar la sensación
que se combate la delincuencia cuando la realidad es otra.
La culpa es del socialismo.-
En efecto, los “bachaqueros” son el último eslabón de una larga cadena de
corrupción, y son ellos los que tienen la menor responsabilidad en ese crimen
(si es que están cometiendo algún crimen). El asunto es que ellos son los que
dan la cara frente al consumidor necesitado. Que conste, no estoy defendiendo
ese tipo de conductas asumidas por los “bachaqueros”, lo que trato
es de exponer, que ellos son la consecuencia y no la causa del encarecimiento
de los productos. Cuando hay tantos controles se generan ideas para burlarlos o
lograr provecho de ellos. Es común que eso ocurra en este tipo de regímenes
socialista/comunistas. Los mercados negros son los primeros en proliferar
cuando se instauran los controles. Los cubanos pueden darnos mayores
explicaciones sobre esa modalidad.
No habría “bachaqueros” si no
existiesen tantos obstáculos para la producción o, si los productores y
comerciantes tuvieran plenas garantías y seguridad jurídica. Esa dañina práctica la ha generado este régimen con sus
políticas que han destruido la economía del país. Los “bachaqueros” no son los culpables
de que todo esté caro, ni tampoco de la escasez de algunos rubros. Detrás de
ellos están los militares que son los que deciden hacia cuál zona van los
productos. A los “bachaqueros” los surte algún
“chivo rojo rojito”, bien sea uniformado o civil, pero lo cierto es que ese
capo está enchufado en el guiso de la distribución.
Si es cierto que el gobernador Rafael Lacava quiere
combatir a esas mafias, puede dar una vueltica por las instalaciones militares,
son ellos quienes tienen mucho qué aclarar porque poseen el monopolio de la
distribución de alimentos. Hace quince días trató de hacerlo con
el exgobernador de Carabobo pero desde Caracas le halaron las orejas, porque
pisó unos cayos en el alto gobierno ¿o no?
Desde esta trinchera exhorto al gobernador
Rafael Lacava a cumplir con la Constitución, no tengo por qué dudar de sus
buenas intenciones, pero debo decirle que cuando una intención va acompañada
por un mal procedimiento, pues entonces no es tomada con seriedad. En este
particular le transcribo lo que establece el artículo 46 de la CRBV:
“Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física,
psíquica y moral; en consecuencia: 1. Ninguna persona puede ser sometida a
penas, torturas o tratos crueles, inhumanos o degradantes…2. Toda persona
privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente
al ser humano…” Esto se traduce en que lo que hace el gobernador con el carro de Drácula es una flagrante violación del texto constitucional. Y escribo
solamente esto para no referirme a la “ley contra el odio” porque es un
instrumento “odioso” ya que fue elaborado por un ente fraudulento.
Drácula es esclavitud.-
Venezuela comenzará a
reconstruirse cuando el capital privado se sienta seguro, cuando se premie el
trabajo de los ciudadanos, el día que se entienda que quien más trabaja tiene
derecho a ganar más, y que quien más estudie y se prepare es de suponer que
tendrá más responsabilidades y en consecuencia mayor será su remuneración. De
esto no saldremos con ridículos carros de Drácula sino con incentivos a la
producción y al empleo. Cuando se acabe el nefasto estilo de hacer política mediante ofrecimientos populistas, si señores, desde ese momento podremos hablar
de prosperidad. El día que los gobernantes se dediquen a lo básico de la función
pública esto es, que dejen de meter sus narices en empresas o en asuntos que
solo deben ser manejados por entes privados veremos avances hacia el bienestar.
Pero mientras sean los gobiernos quienes definan los precios de la comida, el
precio del dólar o de todo lo que se les ocurra y no sea la Ley de la oferta y la
demanda quien lo haga, seguiremos camino a la consolidación de la esclavitud.
Pablo Aure
domingo, 12 de noviembre de 2017
¿Huir de Venezuela?/ @pabloaure
¡Hasta cuándo!
¿Huir de Venezuela?
@pabloaure
Con la llegada a Venezuela de la plaga roja
hemos visto como millones de ciudadanos se han marchado. Muchos califican esta
inmensa diáspora indistintamente como exilio o emigración.
Ambos conceptos se originan por causas diferentes. El
exilio es una acción obligada, y por motivos políticos que impulsan a los
ciudadanos a huir del régimen para evitar ser encarcelados. Quien se exilia es
porque de no hacerlo, peligra su libertad y hasta su vida. El emigrante
abandona el país por causas primordialmente económicas. Sale en búsqueda de
oportunidades. Entonces, el exilio es contra la voluntad mientras que, la
emigración es voluntaria. Desde luego, en ambas figuras hay una especie de
estado de necesidad que constriñe a la persona a abandonar su patria.
A comienzos de la era chavista, muchos
previeron lo que vendría, convirtiéndose en emigrantes al levar anclas para
radicarse en otras latitudes.
Luego de los sucesos de abril del 2002
proliferaron los exiliados, porque comenzó la persecución feroz del régimen, a
quien desde ese entonces no se le ha aguado el ojo para inventar infamias y
fabricar expedientes contra todo aquel que sea visto como su enemigo.
Aparecieron testigos estrellas para imputar a individualidades incomodas, la
fiscalía del ministerio público sirvió como uno de los principales instrumentos
de persecución para provocar el exilio de centenares de venezolanos. Simultáneamente a estas
persecuciones, comenzó a deteriorarse el aparato productivo del Estado. Desde
luego, la plaga roja lo devastó hasta destruirlo. Por esa razón, hoy la mayoría
de los emigrantes son jóvenes profesionales en búsqueda de oportunidades. Saben
que en Venezuela sus estudios o su preparación de nada servirá, porque
aquí está muy avanzada una política comunista que ha sido confeccionada para
destruir la moral burguesa. Con el entendido, que todo ciudadano preparado y
con conocimiento es un burgués a quien hay que destruir.
Así las cosas, Venezuela pasó de ser
un país productor y exportador por excelencia de petróleo o de hierro, para
convertirse en una nación de jóvenes talentosos distribuidos en el
mundo entero.
Nadie puede juzgar a quien se exilia o
emigra. El uno y el otro, huye de la oscuridad. Ambos, aunque tienen distintos
motivos para abandonar el país, intentan proteger sus derechos fundamentales.
La libertad y el derecho a vivir dignamente. En Venezuela bajo este funesto
régimen opresor y destructor, no le está garantizada la dignidad a los
ciudadanos. Al contrario, la deliberada política gubernamental va dirigida a
humillarlos hasta esclavizarlos.
Los que nos quedamos.
Pocos no han pensado en irse, pero no
todos pueden emigrar. Por diferentes razones se quedan. Por echar el resto o
por temor a lo desconocido; pero tengan la seguridad de que millones de
ciudadanos que permanecemos acá lo hemos meditado. Algunas veces imaginándonos
el exilio y otras tantas, imaginar la emigración.
Necesario también es dejar muy claro
que, no es más patriota quien se queda que el que se va. La patria es un
sentimiento que no tiene nada que ver con el sitio donde se está obligado a
residir. Los venezolanos que se han marchado que poseen sentimiento patriótico,
les aseguro que en cualquier parte que estén no
dejan de pensar en su querido país y estarían dispuestos a regresar, si sus
vidas o la de sus familiares no estuvieran en peligro. En efecto, esto también
tenemos que señalarlo: en Venezuela todos corremos peligro. El hampa nos acecha
y las enfermedades se han convertido en una calamidad pública por la ausencia
de medicamentos o el alto costo de la vida que imposibilita recibir un
tratamiento adecuado por lo inalcanzable que resulta comprar una medicina. No me
referiré a la desastrosa situación de los centros hospitalarios públicos porque es alarmante.
¿Bravos o molestos?
No pocas veces he reflexionado sobre
lo que ocurre en Venezuela. La gente se está comiendo un cable. Pasa trabajo
desde que se levanta hasta que se acuesta. No sabe lo que va a comer y muchas
veces ni siquiera sabe si comerá. Los salarios son de hambre, los aumentos los
consume la inflación. Los servicios públicos no funcionan. Es común estar sin
luz, sin agua y sin gas doméstico varios días. Pocos se dan el “lujo” de
tener carros particulares. Para mantener un vehículo es necesario percibir
buenos ingresos. Solo bastaría averiguar el precio de los cauchos o hacerle
cualquier reparación, desde recargar el gas del aire acondicionado hasta lo más
simple como cambiarle el aceite. Cualquier tontería no te baja del millón. Los invito
fijarse en los carros que circulan, muchos con los vidrios abiertos porque no
les funciona el aire acondicionado, otros con los cauchos lisos y si los
escuchan cuando están en un semáforo podrán apreciar extraños ruidos en el motor.
Por otra parte, si se decide utilizar
el transporte público, no crean que es la solución, porque tampoco es
suficiente para cubrir la alta demanda; tan es así, que es común ver los
camiones de estacas que los utilizan para cargar pasajeros.
Este panorama nos ha hecho retroceder
un siglo. Volvimos a aquella Venezuela rural acechada por plagas y enfermedades,
sumadas las perversiones y corruptelas de estos regímenes de talante comunista
aderezado por el aliño del terrorismo, los carteles de la droga y, como si esto
fuera poco, por la presencia de células fundamentalistas. Vaya mezcla ponzoñosa
la que se ha instalado en nuestro país.
En Venezuela, solo una cúpula vive bien y la inmensa mayoría
está sometida a la desidia y al abandono. La gran pregunta ¿por qué no
pasa nada? La respuesta es sencilla: el pueblo está molesto pero no está
arrecho. Solo hay brotes de bravuras en ciertos sectores y no son permanentes.
El régimen lo ha sabido hacer muy bien. Ha aplicado la técnica de la rana en la
olla de agua, que poco a poco le ha subido la temperatura y ha “aclimatado” a
millones de venezolanos, ahora, estamos sintiendo un poquito el calor y
desgraciadamente, resulta muy difícil saltar de la olla. Triste realidad, pero
eso es lo que ha pasado.
Obstinadamente optimista. -
Este pavoroso panorama no quiere decir
que ya estemos condenados a morir bajo el dominio de estos bárbaros rojos. Soy obstinadamente optimista. Esto implica
que, para poder encontrar la solución,
lo primero que tenemos que hacer es estar muy claros del berenjenal en el que
estamos metidos y lo segundo, entender que habrá que asumir riesgos para lograr
la libertad; lo que implica que, los que se atrevan a desafiar al régimen serán
perseguidos.
Tenemos tres opciones: exiliarnos y/o emigrar,
esperar morir por el penetrante calor que nos terminará de “sancochar” o,
luchar para apagar la llama que calienta a la rana.
No
podemos resignarnos a esperar morir, entonces nos quedarían solo dos opciones: huir, lo cual no es para nada
condenable, pero, también está la opción de hacer historia rescatando nuestro
hermoso país para restaurarlo, ser luz entre tanta oscuridad.
A lo Benito Juárez les digo que hay que seguir la lucha con lo que
podamos y hasta que podamos.
Con dedicación, perseverancia y
arrojo, lograremos abrir las puertas de la libertad y veremos regresar a todos
los que se exiliaron y/o emigraron y, junto a ellos, reconstruiremos nuestra
bella Venezuela. ¡Ganaremos!
Pablo Aure
jueves, 9 de noviembre de 2017
Estado beligerante/ @dimitrybelov
Estado beligerante
Dimitry Belov
"Urge un nuevo concepto de alianza" dicen algunos personeros cuyo único objetivo es hacerse del poder por el poder
en sí mismo. Para el resto de los ciudadanos, comprometidos y consientes, las
alianzas sabemos que debemos llevarlas a cabo en función de objetivos. Esos
objetivos o causas, que pueden sonar abstractas, son realmente los aglutinantes
y motivadores a restablecer el espíritu nacional, sacudirse el polvo y
volvernos a colocar de pie.
Escoger
un nuevo objetivo: La nueva causa y sentimiento Nacional
Para dar ese paso estratégico debemos
preguntarnos ¿Qué queremos los venezolanos? ¿Es un nuevo presidente? ¿Es menos
inseguridad? ¿Es comida en las mesas? ¿Es salarios que alcancen? ¿Qué realmente
queremos? Al contestar todas esas interrogantes, que ya han sido contestadas
por generaciones anteriores a las nuestras. La mayoría de esas intenciones, lo
que llaman el espíritu constituyente, se encuentran plasmadas en los
fundamentos de la Carta Magna. Venezuela, como proyecto, es una nación que se
conceptualizó para ser libre, con todos los derechos y deberes que ello
significa.
Excepto por la aberración que
significa reelección indefinida, nuestra Constitución es casi perfecta, y de aplicarse, tiene las bases suficientes para
devolvernos a la senda que queremos transitar. Ese camino de crecimiento
intelectual, cívico, ético y económico existe ya ahí. Las libertades económicas
existen allí, la trasferencia de competencias también, la descentralización y
minimización del Estado para que no influya en los asuntos privados se
encuentran ya dentro de nuestro esquema legal. Retomarlos es una de las tareas si
queremos alcanzar el bienestar, el desarrollo y la calidad de vida como el
sentimiento nacional que nos una.
La
Estrategia: La guerra contra los vicios de los socialistas y comunistas.
Un Estado socialista y/o comunista,
en la práctica, busca hacerse cada vez más grande. Consigue sustituir el empuje
y la iniciativa privada con la “asistencia social” condenando a las naciones a programas
de pésimos servicios plagando de corrupción al Estado desde lo más fundamental
hasta las altas esferas. Es así como consiguen la implementación de la
Ineptocracia; el gobierno de los menos
aptos elegidos por los que menos aportan.
Ninguna guerra se ha ganado con un
solo ejército en un solo frente. Decir que la salida es sólo la calle no va a
llamar a la acción ni a la misma persona que está convocando. Llamar a un paro,
con el hambre que hay y en vísperas del resuelve decembrino menos. ¿Entonces?
¿Cuál es la estrategia? Está en hacerse de las armas del ENEMIGO, el único
asidero que le queda al régimen es el financiero.
En el plano político, debemos
obligar, a la Asamblea Nacional, paradójicamente elegida por nosotros, a tomar el próximo paso que no ha querido dar,
el nombramiento del legítimo y real nuevo CNE procurador, fiscal general y
defensor del pueblo, que al igual que el TSJ, funcionarán desde el exilio. Así
nacerá el Estado Beligerante en el
exilio, aquel que tendrá la institucionalidad y legitimidad suficiente para que
conjuntamente con el TSJ y la Asamblea Nacional puedan desviar los fondos de
PDVSA de las cuentas y bancos que maneja el Cartel de Nicolás Maduro. Ahogando
financieramente al régimen el jaque mate le viene desde su misma trinchera.
¿Y
los demás carteles?
Las Fuerzas Armadas son ya en
realidad solo milicias de desadaptados incultos a cargo de diferentes mafias
repartidas a lo largo y ancho del país, con cada vez más deserciones y bajas
debido al hambre generalizada que se agudizará en los próximos meses. Remover a
las mafias y negocios que maneja la Fuerza Armada no tiene otra vía sino la de
la presión legal y la fuerza. Es imperante que el TSJ en el exilio lleve a cabo
algún recurso que permita dar de baja a todos aquellos personajes del alto
mando militar que hoy manejan los diferentes carteles. De esta forma podemos
establecer diálogo con los mandos medios para concertar las condiciones de la
transición y la retirada del ejército invasor cubano. Ese diálogo debe darse
con la carta sobre la mesa de una posible intervención humanitaria de los
países vecinos.
¿Y
las elecciones para cuándo?
Pensar en marzo del 2018 es tan iluso
o inepto como haber ido a las “elecciones de gobernadores”, donde la gente vota
pero no elige. Una vez removido el dictador y haber controlado a los organismos
de seguridad del Estado, el primer paso sería la vuelta al país de las
instituciones del Estado Beligerante; hoy Estado de transición. Este organismo,
tendría a nivel político, la responsabilidad de la liberación de todos los
presos y rehabilitación de todos aquellos inhabilitados por oponerse al
régimen, la depuración de del REP y la reestructuración del proceso electoral. En lo económico se
ejercería el plan necesario para la estabilización macroeconómica mientras se
apertura el canal humanitario internacional. Este proceso fácilmente podría
llevarse 9 meses; Diciembre 2018 no suena nada mal siempre que una comisión de
transición sea quien lidere la nación en ese espacio.
A los electoreros les digo, mientras
en USA se estaban matando en la guerra civil para la abolición de la
esclavitud, Venezuela llevaba 10 años ya de haberla desaparecido. Cuando la
mayoría de los países se peleaban porque sus mujeres votaran, en Venezuela
cualquier ciudadano hombre o mujer mayor de 18 años podía ya ejercer su derecho
al voto. El ciudadano venezolano en su común denominador quiere votar, pero
quiere hacerlo con la igualdad,
confiabilidad, imparcialidad, transparencia y eficiencia que establece el
artículo 293 de la constitución de la república, no brindarle esa oportunidad
es una vil y rastrera estafa. Llevar a la población con las mismas condiciones
a otra elección es irresponsable y mal intencionado.
¿Y mientras, qué
hacemos los ciudadanos?
Lo
primero es recuperar el ánimo, pues poco logramos desganados, por eso hasta los
ejércitos más feroces marchan cantando. Lo segundo es velar por el bienestar de
nuestras familias y la comunidad, en el entendido que involucrarnos cívicamente
en los asuntos públicos hoy en día es un deber que tenemos todos. Los
ciudadanos estamos en el deber de formar una mega estructura de organización cívica.
Esta vez no será para hacerle comparsa a todo lo que diga “Raquel y todo aquel”,
sino para exigir una ruta clara hacia nuestra calidad de vida, así como la
recuperación de un futuro inmediato
próspero y libre. Esa organización es vital para evitar las bajas en este nuevo
episodio. Donde seguro habrá momentos en que nos toque de nuevo regresar a
reencontrarnos en las calles, para exigir, para pelear y para celebrar, porque
¡Gallo que no repite no es gallo!
@DimitryBelov
domingo, 5 de noviembre de 2017
Venezuela reclama/ @pabloaure
¡Hasta
cuándo!
Venezuela reclama
@pabloaure
Años de lucha, de encuentros y desencuentros. El país cada
día más destruido y el sector democrático desarticulado. Se ha hecho mucho,
pero cada quien por separado. No ha habido de lo que muchos hablan y pocos
construyen. En efecto, se predica la unidad, pero no ha sido posible
construirla porque los principales promotores tienen agendas personalísimas, y
que simulan apostar a la unidad siempre y cuando el centro de atracción gire
alrededor de ellos. Me refiero a todos, juntos o separados. Imposible salir de
este atolladero mientras el interés personal prime sobre el general.
Cuán difíciles son las relaciones personales y más aún, si
esas relaciones están seducidas por las ambiciones del poder. Hay quienes constantemente
ven como enemigos a los que se supone están en el mismo equipo y por lo tanto,
deben desear lo mismo que ellos. Los señalan y tratan de anularlos. Hemos visto
ese comportamiento en esta dura batalla contra el “Socialismo del Siglo XXI”
Parece inexplicable pero es así. Analizando tal situación,
concluyo que no luchan contra el sistema, sino que quieren llegar a ser parte
de él. No existe intención de acabar con lo malo sino desplazar a quienes lo
hacen mal para ocupar su lugar y hacerlo hasta peor.
Venezuela ha sido víctima de liderazgos mediáticos. Se construye
una matriz de opinión en torno a alguien o, a algo, y por allí se preparan los
discursos de apoyo a una persona o, conductas que muchas veces entorpecen los
cambios. ¿Qué nos pasa? No hemos sido capaces de emplear el sentido común.
Cambiamos de opinión de acuerdo a las directrices del “líder” del momento. No
hemos tenido una estrategia planificada. Por eso pienso que, no ha habido
sinceridad en la lucha. No se ha luchado contra el régimen sino para satisfacer
las ideas y aspiraciones de individualidades o de determinados grupos. Los
intereses colectivos no cuentan.
Dieciocho años de combates no han sido suficientes para
darnos cuenta que el egoísmo, las mezquindades, los pactos y las traiciones son
los que nos han impedido avanzar. Entre el año pasado y este -que casi finaliza-
se han desarrollado actividades que demuestran lo antes narrado. Desde el mismo
instante de obtener la mayoría –mutilada- en la Asamblea Nacional, se abrió el
abanico de salidas, aunque nunca se promovió la Asamblea Nacional
Constituyente, si se planteó enmendar la Constitución para recortar el periodo
presidencial, después se transaron por un referéndum revocatorio que fue
abortado; también se aprobó el abandono del cargo y recientemente, el 16J, se
realizó un plebiscito que resultó incumplido, porque los cogollos lo cambiaron
por unas elecciones fraudulentas y chucutas. En menos de un año quedó en
evidencia que la agenda opositora está signada por la improvisación. Repito, no
empleamos el sentido común y nos dejamos arrastrar por intereses distintos a los
anhelos ciudadanos. Millones de venezolanos queremos desplazar este perverso
régimen, y desgraciadamente los que aparecen como líderes no desean extirparlo
sino ocupar los cargos de los perversos gobernantes. Quedaron al descubierto: persiguen
la conquista individual y no la colectiva.
Enfermedad electoral.-
En los próximos días, comenzará una nueva campaña electoral, nada
diferente a la que acabamos de vivir. Las regionales sirvieron para humillar a
candidatos, desalentar a los ciudadanos pero también sirvieron, para
desenmascarar a los farsantes. Las encuestas no se equivocaron, los equivocados
fueron los que pactaron esas elecciones con el tirano. Al final doña Tibisay
anunció que de las 23 gobernaciones supuestamente se ganaron 5. Falso porque todas
quedaron a merced del oficialismo, sometidas a la espuria constituyente. Lo
mismo ocurrirá con las alcaldías.
Los candidatos “opositores” no luchan por el país sino por la
tentación de alcanzar un cargo de elección popular. Ellos saben que no
gobernarán pero, les seduce el hecho de ser llamados ahorita candidatos y si el
régimen le da el visto bueno, después del 10/D le dirán “señor alcalde”. No les
importa la humillación a la que tendrán que someterse si resultaren favorecidos
por el boletín del CNE. Tienen cantada su juramentación ante la asamblea
nacional constituyente y sin embargo, sin el menor rubor se lanzan a hacer
campaña en ese sainete electoral con el absurdo argumento de no entregar tal o
cual municipio al PSUV. ¡Por Dios!
La tarea es otra, que no es precisamente la de darle oxígeno
al régimen sino de quitárselo. Candidato que se lance le está haciendo comparsa
a la tiranía. Recuerden: la salida será democrática y constitucional pero no
electoral. Los malandros jamás aceptarán el escrutinio popular. Para salir del
régimen tenemos que estar claros en eso. Es menester mostrar fuerzas para hacer
respetar el sentimiento nacional. Basta de sometimiento. ¡Es con ustedes
militares! Nuestros militares conocidos en la doctrina como la policía
constitucional.
Candidatos patológicos.
Ese comportamiento enfermizo de algunos individuos atraídos por
la imaginación de colocarse la banda de alcalde, obstaculiza el empuje que
debemos tener contra la tiranía. Presentar candidatos en contiendas electorales
después de todo lo que ha ocurrido deja de ser una torpeza para rayar en la
enfermedad. Probablemente algunos candidatos son estimulados por el oficialismo
para aparentar que estamos en un festín democrático y pretender desvirtuar el talante
tiránico del régimen. ¿Cómo hablar de tiranía si hay elecciones? y además, con
la presencia de varios aspirantes para el mismo cargo. Otros, no son
estimulados directamente por el régimen sino por la tentación que los seduce el
regentar una alcaldía aunque sea de rodillas.
De todas maneras, creo que todavía hace falta el purgante de
las elecciones municipales para desparasitar definitivamente ese estilo opositor
que ha atornillado a los bárbaros rojos en el poder.
¿Volver a comenzar?
En este largo transitar nos hemos tropezado con muchísimos obstáculos.
Todo esto, esperemos nos haya servido de aprendizaje. La enorme crisis en la
que está envuelto el país no permitirá más ensayos. Llegó el momento de ver
emerger esa clase política que aunque también tenga aspiraciones de llegar al
poder, entiende muy bien que primero debe estar el país antes que sus
ambiciones individuales. Quizá pueda resultar difícil entender que un político renuncie
a la posibilidad de ser el protagonista para entregar el testigo a una idea sin
importar la identidad de quien lleve la bandera, pero de eso se trata. Venezuela
reclama de un objetivo y no de una individualidad. El objetivo es la libertad y
la prosperidad. Basta de individualidades y cálculos grupales. O salimos del
régimen o el régimen seguirá saliendo de nosotros.
Es la hora del desprendimiento y de amalgamar fuerzas para
lograr ese objetivo que nos une de verdad. Los puentes hay que seguir tendiéndolos
y asimismo proponernos derribar las murallas que nos han separado.
Pablo Aure
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